Mi isla

Remueve. Como lo hace Elísabet Benavent. Remueve y mucho. Y qué difícil es poder leerla sin sentir empatía ni enamorarte de cada recuerdo que crean los personajes. Para poneros en contexto, Mi Isla relata la historia entre Maggie y Alejandro. Maggie huye de su vida anterior y regenta un hostal en la antigua casa de su abuela. Alejandro aparece por ahí por casualidad. Y es que, por mucha gente que haya en el mundo, ellos dos se tenían que encontrar. Era inevitable.
Pero vamos a empezar a analizar punto por punto. Por lo que se refiere a la historia, es addictiva y te engancha rápido. Benavent es buena redactando y consigue generar el ambiente necesario para que los diálogos te hagan sentir más que un mero espectador. Te sientes dentro del libro por momentos. Cierto es también que, el tira y afloja de los protagonistas en algún momento puede llegar a ser demasiado persistente, pero esos momentos quedan bien camuflados en el conjunto de la trama.
Por otro lado, los personajes están muy bien construidos y su personalidad es muy coherente a lo largo de la historia. de hecho, solo con la forma de narrar de Benavent, se intuye el carácter de cada uno, incluso, puedes preveer sus acciones antes de que las lleven a cabo. Sin embargo, hay un aspecto que me han llamado la atención. Alejandro, pese a ser bastante coherente, hay momentos en los que hace unos comentarios algo fuera de lugar para la época en la que se escribió la obra. En este punto también cabe tener en cuenta a los personajes secundarios, y estoy segura que el paso de Mercedes por la novela no deja indiferente a nadie.
Esta novela es capaz de generarte muchas sensaciones, emoción, felicidad, tranquilidad o ira. Así que no es apta para aquellos que no estén dispuestos a aventurarse a un sinfín de emociones. Y digo ira, porque hay momentos en los que te apetece sacar a Maggie del libro, cantarle las cuarenta y devolverla con la cordura que parece haber perdido.
Así que, se trata de una novela muy fresca y recomendable. Se lee muy rápido y engancha.