Martina con vistas al mar

Yo lo quería más cerca. Siempre un poco más cerca, sin pensar que cuanto más cerca dejas a alguien vivir, más fácil será que te haga daño. Dicen que cuando uno se da por completo, jamás regresa entero…

Un amigo mío dice que si ves a una chica comiéndose una hamburguesa con las manos y sonríes porque te encanta, es porque estás enamorado. Yo debía de estar loco de amor, porque cada vez que ella maldecía por mancharse la nariz con la salsa, yo sentía que era la mujer más increíble del mundo.

Pero no había duda, estaba enamorándome. Y solo pedía que el tiempo fuera suministrándonos aquel amor con cuentagotas para que no se acabara nunca y para que no nos matara si seguía creciendo.

La ausencia sentida durante años hasta duele cuando es llenada.

Ya sabes cómo son las cosas al inicio de una relación. La Tierra misma gira alrededor de vosotros y todo da igual. Lo único que existe es tu piel, su piel, cómo te mira, lo mucho que tiran tus labios para sonreír y el sabor de su saliva mezclándose con la tuya.

-Lo llenas todo -le dije.
-Solo quiero llenarte a ti. Cada rincón de tu piel. Y de tu alma.

Pablo ponía mi mundo del revés, agitaba los cimientos y me hacía preguntarme si la vida no sería mucho más sencilla dejándose mecer por las olas de vez en cuando.

Hay venenos que no somos conscientes de haber ingerido hasta que ya es tarde para nosotros.

Los cuerpos están hechos para follar, pero las almas no se contentan con eso.

Cuando estamos juntos... es como quitarle eslabones a una cadena que no sabía que me estrangulaba. La vida es más fácil. No hay drama.