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Valeria es una mujer de 28 años enamorada de la vida. Lleva seis años casada Adrián, el amor de su vida. Tiene tres amigas, a cada cual más peculiar, con las que pasa unos ratos buenísimos entre copas, risas y cotilleos. Ha dejado el trabajo para dedicarse a su gran pasión, la escritura, y su primera novela, Oda, ha tenido un gran éxito. Pero algo ha cambiado en los últimos meses. Adrián pasa mucho más tiempo con su cámara de fotos que con ella es fotógrafo y la inspiración que le llevó a escribir Oda le ha abandonado por completo. ¿Qué ha pasado? Su vida perfecta ha dejado de serlo. Lo único que le consuela son Lola, Carmen y Nerea, sus mejores amigas con las que queda muy a menudo para ponerse al día y hacer una especie de terapia de grupo bastante fuera de lo común que le ayuda a tener una visión más positiva de la realidad. Sin embargo, ni con esas consigue saber que ha ocurrido en su matrimonio. Adrián prácticamente no le habla, no le abraza, no le besa, no le hace el amor... Valeria no entiende qué es lo que ha podido ocurrir. Solo sabe que su marido pasa casi todo el día en el estudio con su ayudante Álex, revelando fotografías a la antigua usanza. Pero Lola, la mejor amiga de Valeria, no va a consentir que su amiga se pegue las 24 horas del día delante del ordenador escribiendo y borrando párrafos sin sentido. Así que organiza una noche de fiesta con tres amigos suyos; Juan, Carlos y... Víctor. Éste último es un chico moreno, alto y con unos ojazos verdes impresionantes. Tal y como dice la protagonista, Víctor es un pecado con patas. Paralelo a esto podemos conocer las vidas de Lola, Carmen y Nerea, con las que no hay tiempo para aburrirse. La historia está narrada en primera persona y pasado. Valeria es la que nos va contando lo que le sucede en su vida, intercalando capítulos con las vivencias de sus tres amigas. Hasta ahora no había leído nada de Elísabet Benavent y su pluma me ha gustado mucho. Es sencilla y directa. Sabe como conectar con el lector y mantenerlo pegado a las páginas todo el tiempo. Debo decir que las primeras 150 páginas de la novela se me hicieron un poco lentas e introductorias. al principio conocemos a los personajes y en que momento de su vida se encuentran. No puedo decir que me aburriera, porque no me aburrí, pero sí es cierto que no sentía la necesidad de coger el libro y no soltarlo, tal y como me ha ocurrido con otras novelas. Pero a partir de la aparición de Víctor, la historia coge un ritmo totalmente diferente, enganchando al lector y obligándole a seguir leyendo para saber más y más. Valeria, por suerte, ha sido un personaje que me ha gustado. Es romántica, amiga de sus amigas, y una chica que persigue sus sueños. Tiene miedos e inseguridades, cosa que me ha encantado, ya que últimamente solo leo novelas con personajes femeninos que carecen de las dos cosas. No todas las protagonistas tienen que saber aceptar sus complejos y vivir sin inseguridades, en la vida real las cosas no son así. Ya por eso Valeria ganó muchos puntos. Otra punto a favor es su facilidad para responder a los tira y afloja que tiene con Víctor. Aunque a veces le pille desprevenida, otras muchas contesta de forma divertida e ingeniosa. Lola por su parte es una burra. Así, sin más. Tiene una forma de hablar bastante peculiar. No se calla nada. Y nada es nada. No tiene filtro mente-boca. Pero no en el mal sentido. Puede hablar de cualquier tema sin tapujos, especialmente del sexo, su favorito. Aparentemente es una chica fuerte, que no sabe lo que es sufrir por amor, que solo quiere divertirse. Pero la realidad es muy diferente. Y es que ya se dice, los sentimientos no se pueden controlar por mucho que uno se empeñe... Y más si es traductora en una editorial (de la que se escaquea en cuanto puede) y tiene con su jefe una relación un poco más allá de lo profesional. Carmen podríamos decir que es un poco la pesimista del grupo, muy a su pesar. Tiene una relación amor-odio con su jefe, pero sin el amor y con el doble de odio. No se soportan. Los dos hacen lo imposible por putear al otro con el fin de salir vencedores de su interminable pelea. Ella no sabe cuando empezó todo, pero tiene muy claro que no va a dejar el trabajo de sus sueños por su culpa. Por otro lado está Borja, un compañero de su oficina que le gusta, aunque él parece no tener ojos para ella más allá de una simple y bonita amistad. Y por último tenemos a Nerea. Ella es la responsable y sensata que aporta al grupo los modales que hacen falta. Es de buena familia. No tiene fama de salir con muchos chicos precisamente. Sus tres amigas bromean con su asexualidad, hasta que ésta les presenta a Daniel, un chico con el que empieza a tener algo más serio que un rollete, y que puede que traiga algún que otro problema al grupo. En cuanto a Víctor, Adrián y los demás personajes, prefiero que los conozcáis y juzguéis por vuestra cuenta. El final, para ser el cierre del primer tomo de una saga, está bastante bien porque deja varios cabos sueltos, uno por cada una de las cuatro historias paralelas. Si os soy sincera el desenlace que menos me convence es el de Valeria. No entendí la actitud de uno de los personajes y me descolocó un poco. Espero que se solucione de buena manera en Valeria en el espejo, la segunda parte. Enlace: http://unavidaentrepalabras... |
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