En un dinámico juego de tiempos, la novela “El país de las mujeres” de Gioconda Belli relata, desde un narrador omnisciente y una multiplicidad de voces de personajes, el atentado contra Viviana Sansón, presidenta de Faguas, y cómo se conformó y llegó al poder el Partido de la Izquierda Erótica, su organización de mujeres autodenominadas “hembristas” y felicistas. La obra está atravesada por el tópico de la femineidad, ¿Qué es ser mujer? ¿Qué es lo femenino? Mujeres presidentas hay varias, pero… ¿cómo sería una dirección política femenina? A estas cuestiones aluden distintos intertextos en diferentes capítulos, entre los que se destacan las figuras de Silvia Montenegro y Virginia Wolf; sin embargo, el desarrollo de los conflictos da una respuesta más concreta y finita. Para el PIE, el gobierno de un país en manos femeninas es maternal, erótico y sensible; en contraposición al de los hombres: corrupto, abusivo y cruel. El gobierno de mujeres sexys ve a patrones, trabajadores y amas de casa como sus hijos y quieren que todos sean felices. Limpiarán el país de la corrupción de los hombres. Darán una amplia libertad democrática para que los hijos machistas expresen su deseo de deponer al nuevo gobierno, pero a la vez, como madres imponentes sabrán despedir a todos los empleados estatales (varones) para que no intimiden a las mujeres, mandarlos a atender las tareas del hogar y exhibir en una plaza pública a los violadores para que reciban la condena moral de la sociedad. Sin duda alguna Gioconda Belli despliega un gran sentido de la ironía que solo es pausado por las historias enmarcadas de opresión de cada personaje mujer. Aun así, la idea de mujer empoderada desde su rol maternal no es una simple ironía, pues tiene raíces muy profundas en el proceso de resignificación de la maternidad bajo el gobierno sandinista de Nicaragua a través de la conformación de comités de madres que proliferaron después del AMPRONAC/AMNLAE (organización de madres), con la diferencia de que en Faguas la organización femenina sí tomará la agenda femenina. Con un absurdo muy ingenioso, el PIE llega al poder por la pérdida de testosterona de los hombres, evitando así la complicación que exigiría un desarrollo más realista y quizás innecesariamente denso para una novela que quiere ser fantástica. Incluso debería tener más elementos fantásticos para mi gusto. Pero Belli no pudo dejar ahí la conquista del poder, y deja entrever algunos resabios sandinistas: tuvo que agregar que la campaña estuvo centralmente dirigida a las amas de casa y patrocinada por empresarias, en tanto que el resto de la población, calificada en hombres y juventud, era atraída por sus curvas y forma de vestir -de motociclista sensual-. La literatura erótica es el campo de nuestra escritora, no obstante, la explotación de los estereotipos físicos femeninos para conseguir el apoyo de la población masculina, más que darle un toque erótico, recuerda a algunas mujeres militantes (de derecha y de izquierdas) que recurren a la seducción como método político porque no confían en su capacidad de sujetos para convencer a los hombres de sus ideas y sus posiciones. Y no se trata solo del “mensaje” moral o didáctico que alguien le pueda encontrar a la ficción. Estos personajes con cuerpos, almas y mentes absurdamente coherentes y perfectos son un tanto aburridos y predecibles. Por otro lado, los sectores de la sociedad que participan y el rol que ocupan en la llegada al poder del PIE también recuerdan la política de conciliación de clases con la que dirigió la revolución nicaragüense el partido sandinista -del que nuestra escritora fue funcionaria- y la negación de la existencia de la clase obrera como sujeto político. Empresarias y mujeres de la clase trabajadora tenían “deseos de que las tareas del hogar no les cayeran encima como norias que tenían que jalar como mulas”: aquí es cuando el “hembrismo” se declara policlasista, y en términos literarios pierde verosimilitud, ¿Alguien puede imaginarse a doña Vivian Fernández de Pellas tratando de sacar el sarro oculto en las hendiduras y esquinas más finas de su lujoso inodoro? Al observar esto se comprende mejor la simpleza de que la pobreza en Faguas sea responsabilidad pura de los políticos corruptos, y que se llegue a afirmar, en clave etapista, que no tiene sentido cuestionar el sistema capitalista o hablar de socialismo “cuando no se han superado cosas básicas”. Entre las “cosas básicas” se incluyen el cambio de la “o” por la “e” para eliminar el universal masculino de la lengua, la legalización del aborto, guarderías en las fábricas y varias políticas que en los países capitalistas de todo el mundo todavía cuestan conquistar; y que sin embargo, con sus contradicciones, fueron conquistas reales hace un siglo atrás, en un país no menos pobre y patriarcal que Faguas, donde dirigieron mujeres tan estereotipadamente bellas y de una sexualidad polémica para la prensa burguesa, a manera de las del PIE, como Aleksandra Kolontái, junto con otras grandes mujeres y hombres, que no se destacaban por esas características, sino por muchas otras que hacen a la femineidad -si es que existe-, a la mujer, y a la clase trabajadora. + Leer más |
11/12/2023. La Semana de Autor, que alcanza ya su vigésimo octava edición, es una idea original de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID) que ha venido siendo organizada por la Casa de América desde el año 2000.
Se trata de un homenaje razonado a los grandes creadores de las letras iberoamericanas de nuestro tiempo, que ha contado casi siempre con la presencia del autor escogido y que se propone celebrar y al mismo tiempo divulgar lo mejor de su obra a través de mesas redondas y conversaciones entre señalados expertos de las dos orillas.
De esta manera, la AECID y la Casa de América rinden tributo a las mejores plumas del español y contribuyen al debate de ideas en torno a los autores y sus libros en el ámbito de las Américas y la península.
La Semana de Autor ha estado dedicada en años anteriores a autores de la talla de Isabel Allende, Nelida Piñon, Ricardo Piglia, Álvaro Mutis, Roberto Bolaño o Gioconda Belli.
Leonardo Padura (La Habana, 1955), antes de recibir el Premio Princesa de Asturias de las Letras 2015 por el conjunto de su obra, había logrado el reconocimiento internacional con sus novelas policiacas protagonizadas por Mario Conde: Pasado perfecto, Vientos de cuaresma, Máscaras, Paisaje de otoño, Adiós, Hemingway, La neblina del ayer, La cola de la serpiente y La transparencia del tiempo, traducidas a numerosos idiomas y merecedoras de premios como el Café Gijón, el Dashiell Hammett, el Premio de las Islas 2000, el Brigada 21 o el Premio de Novela Histórica Barcino. Las primeras han dado origen a la serie televisiva Vientos de la Habana (Premio Platino). También es autor de la novela de mi vida, El hombre que amaba a los perros (Premio de la Crítica en Cuba, premio Francesco Gelmi di Caporiacco, Carbet del Caribe, Prix Initiales y Prix Roger Caillois), Herejes (Premio de Novela Histórica Ciudad de Zaragoza), Como polvo en el viento, del libro de relatos Aquello estaba deseando ocurrir, y de la novelización de Regreso a Ítaca, así como de los ensayos reunidos en Agua por todas partes y del reportaje sobre la música latina Los rostros de la salsa.
18.00. Proyección del largometraje Vientos de la Habana (España-Cuba, 2016) basado en la novela Vientos de Cuaresma y dirigido por el cineasta Félix Viscarret.
19.45. Inauguración de la Semana de Autor y coloquio sobre la película:
Bienvenida:
- Enrique Ojeda, director general de Casa de América.
- Santiago Herrero Amigo, director de Relaciones Culturales y Científicas de la AECID.
Participantes:
- Leonardo Padura, escritor protagonista de la Semana de Autor.
- Félix Viscarret, cineasta.
Modera: Mariela Besuievsky, productora.
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