El libro es la autobiografía reconstruida del autor, Fréderic Beigbeder. El escritor es detenido una noche en las calles de París por consumo de cocaína. A partir de ahí, del encierro, el aburrimiento primero y la claustrofobia después, comienza a tratar de recordar su infancia, pero el problema, él lo dice, es que solo tiene un recuerdo en mente. Todo lo demás es olvido. Como una suerte de reconstrucción arqueológica, los recuerdos le van saltando de a poco y comienza así a reconstruir su vida, entre medio de cosas inventadas, pero que son lo que le quedará como relato para siempre. Lo más emocionante y lo que, a mi parecer, arma todo el libro, es cuando descubre que su olvido se debe a las cosas ocultas en su familia; a la ausencia de diálogo; y al esfuerzo fallido de los padres por hacer parecer que nada malo pasaba: "en voulant épargner leurs enfants, par amour, mes parents leur ont enseigné l'art de ne pas s'attacher". Un roman français es un libro hermoso, una reivindicación de la memoria, los recuerdos, la infancia y la vida en general.
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