Croquetas y wasaps

Hay lecturas que empiezo segura de que van a gustarme, y hay otras como Croquetas y wasaps que tengo mis dudas de que vayan a ser mi estilo. Me gusta lanzarme a probar géneros nuevos e incluso intento leer historias que no sean las típicas que tengo en mi mesilla, ya que muchas veces me puedo llevar sorpresas y encontrar historias preciosas. Eso es exactamente lo que me pasó con Croquetas y wasaps, no esperaba mucho pero después de tantas reseñas positivas decidí lanzarme algún día. En un principio, me parecía lo que me esperaba, un libro muy "happy" en el que todo es estupendo, la prota se dedica a decir cosas raras y aunque pasen cosas relativamente malas todo es guay. Estuve tentada a abandonarlo muy pronto - mi maldita impaciencia y mis prejuicios hacia esta lectura - pero ganó mi conciencia que me decía bajito "sigue leyendo un poco más, dale una oportunidad".

Debo darle las gracias a mi conciencia - ¿gracias a mi misma? - porque este libro era exactamente lo que necesitaba en ese momento. A pesar de las apariencias, no es un libro sobre una estúpida adolescente no correspondida, que llora por las esquinas porque el idiota de turno no la hace ni caso.

Vale, es verdad que Clara no es correspondida y que llora por las esquinas, pero también aprende, espabila, y descubre -lo más importante - a lidiar con el dolor de la perdida, el dolor de la muerte, el dolor de que las cosas no salgan como uno quiere.

“Cuando algo bueno nos pasa, hay que saber vivirlo. Hay que lanzarse de cabeza a esa piscina de felicidad, zambullirse sin miedo, perder el traje de baño, empaparse el pelo, irritarse los ojos, tragar agua, apurar hasta quedarse casi sin aire... Dame todos los daños colaterales de la felicidad, pero dame felicidad.”

Croquetas y wasaps, nos da una visión optimista y realista de la vida. Yo he aprendido junto con Clara, que a veces hacemos daño sin querer, sobre todo cuando nos dicen las verdades a la cara y no queremos oírlas, que cada cosa tiene su momento, que las despedidas hay que hacerlas bien y mejor si hay croquetas de por medio.

Este libro es de los que guardo en mi memoria como una valiosa joya, su historia bien merece la pena, y las enseñanzas que transmite son para no olvidar nunca e intentar aplicar en el día a día.

Quiero mencionar especialmente, el estilo narrativo de Begoña Oro, la frescura, sentido del humor, sencillez y elegancia con la que narra y con la que trama temas tan delicados como la muerte. Además, ha creado unos personajes difíciles de olvidar, con su propia y especial personalidad.

No dejéis de leer este libro, conoced a Clara, a su maravilloso abuelo y al adolescente que cada semana crea una historia diferente sobre la muerte de su padre ¿Cuál será la historia de verdad?
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