Me ha herido recatándose en las sombras, sellando con un beso su traición. Los brazos me echó al cuello y por la espalda partióme a sangre fría el corazón. Y ella prosigue alegre su camino feliz, risueña, impávida, ¿y por qué? Porque no brota sangre de la herida, porque el muerto está en pie. |