Rimas y Leyendas

Resulta curioso que la obra cumbre de Bécquer y puede, que del romanticismo español del XIX no sea algo planificado por el propio autor, sino que naciera de un incendio y de la voluntad de un puñado de amigos por rescatar sus letras.

De Rimas y leyendas existen tantas versiones como intrépidas editoriales que con mayor o ningún escrúpulo, hacen de la capa un sayo aprovechando la gratuidad del dominio público.

Algunas como Austral incluso han tenido el buen gusto de ordenar los desperdigados versos del sevillano de forma que el poemario cobre sentido.

De la vaporosa ilusión del amor en su más tierna floración al desengaño para el éxtasis final del dolor y la muerte que siempre le acompaña.

El lenguaje rabioso y directo del poeta cala de formas distintas en el iniciático adolescente o en la madurez descreída aun cuando estemos hablando de la misma persona cuya "sutil" diferencia sea el paso del tiempo.

En cualquier caso no cabe duda que Bécquer es sinónimo de gloriosos tiempos pasados, que no mejores pues, tras él llegaron otros como Lorca o Hernández.
Bellezas distintas.

No hay mucho que analizar en la poesía de don Gustavo. Su sencillez abruma y no está reñida con la fuerza y lo mejor es dejarse arrastrar por el oleaje de sus versos.

En cuanto a las leyendas, me inclino más por lo gótico. El monte de las ánimas es buena muestra de ello, un relato digno del terrorífico Poe, pero con las sublimes descripciones que tanta fama le dieron, y es que como prosista, tampoco iba descalzo.

Un buen puñado de relatos breves trufados de un folclore castellano hoy perdido o conservado en las vacías aldeas de la profunda España.

Lo malo o lo bueno es que las escuelas lo han abandonado empeñadas en imponer Quijotes.
Todavía no he conocido adolescente que no odie a Cervantes.

Una obra maestra accidental que sigue latiendo, aunque su compás por desgracia se apague, por ausencia de padrinos.

Algunos clásicos están en verdadero peligro de extinción mientras ministerios de educación sin formación alguna fomentan textos tan aburridos para chavales como las aventuras de Alonso de Quijano o los sueños de Calderón.