El artista más grande del mundo

Hoy os traemos la última reseña del año, un libro proporcionado por Babelio y llamado El artista más grande del mundo. Ha sido una lectura interesante pero extraña, llena de idas y venidas que deja al lector algo confuso a ratos.

El artista más grande del mundo existe, se llama Esteban Krause y vive en España. Desde su mansión en Penedés irradia gloria y poder, monta sus descomunales esculturas y es el centro de fiestas interminables donde no falta nada. al contrario: abundan los negocios, el sexo, las tormentas de amor y los pensamientos de Krause, resplandecientes pero cada vez más oscuros, mientras una pregunta comienza a acecharlo: ¿cómo es que ha llegado tan lejos? Su vida nos la contará Alejandro del Valle, un escritor inmovilizado por el dolor cervical que le habla a una máquina, que absorbe su voz a cambio de corregir sus errores.

Empiezo avisando de que este libro no es para todo el mundo. Su lectura es convulsa y fluida, va saltando de un tema a otro sin pausa, siendo muy dinámica y arrolladora. Por ello, el ritmo es muy rápido, a veces demasiado, y la acción se torna confusa. Esto correlaciona con el hecho de que estamos leyendo los pensamientos del autor manifestados mientras habla sin ton ni son, pero puede echar para atrás a muchos lectores.

La historia y los personajes son igual de extraños y curiosos. El protagonista sufre una evolución muy interesante y tiene momentos muy divertidos, mientras que Krause pasa de ser un egocéntrico que se cree casi un dios a caer en una espiral de decadencia. Así, la obra se centra en este extraño camino que toma el artista, explotando a partir de la segunda mitad del libro, en la que descubrimos muchos secretos y extrañezas del autor.

Esta lectura puede resultar muy bizarra a ratos, en varias ocasiones me he llegado a preguntar qué estaba leyendo. El libro podría resumirse en una crítica a este mundo artístico que cada vez se vuelve tan extraño, en el que un nombre hace que todo se sobrevalore y en el que el dinero es lo único que parece importar. Es como si el autor hubiese soltado su furia hacia este ambiente en forma de este extraño libro, interesante y confuso por igual. Cabe decir que los capítulos finales son trepidantes y te enganchan de una forma arrolladora.

Irbis.

'El artista más grande del mundo' es un libro que gira en torno al artista (o el panpsiquismo del artista) y menos en torno al mundo. Asistiremos a una sucesión de caprichos artísticos realizados por personajes que, aunque parezcan profundos y complejos, no son sino fantoches, marionetas extravagantes que nos hablan de lo que sería capaz un alma trasnochada de verse con el poder y el dinero suficientes. Libro experimental, desordenado, que, además, parte de una premisa (la "escritura orgánica", o sea, "oral") que, aunque despierta interés en el lector acostumbrado a la escritura, acaba decepcionando; en primer lugar, porque desde la primera línea uno advierte que el texto no es "oral", sino "escrito"; en segundo lugar, porque así lo confiesa el autor/narrador casi al final del texto.
Un capricho literario con cierto genio, humor hipertrofiado y gran imaginación, que, no obstante, y a mi juicio, no pasa de la anécdota intelectual/estética.

De las lecturas tratas de sacar el mayor jugo posible. Las hay emocionantes, inspiradoras, que desgarran a la persona lectora haciéndole una herida que difícilmente podrá olvidar, de esos que dejan marca de por vida. Otras aportan menos y por mucho que exprimamos no conseguimos quedarnos con nada, o al menos no con todo lo que nos gustaría. de esta novela, me quedo con varias cosas.

La primera es ver lo diferente que son ciertas vidas en comparación con las de la mayoría de la gente. Juan José Becerra ha creado este libro, cuyo escritor ficticio es Juan del Valle, que "escribe" de forma oral debido a sus dolores de espalda y gracias a una máquina que graba sus narraciones. Nos cuenta las andanzas de Esteban Krause, escultor argentino afincado en España, considerado el mejor artista del mundo. Un escultor cuyas obras están cotizadísimas, que vive en una gran casa y que parece no tener límites a la hora de crear. Una vida inundada de extravagancias (la foto de la cubierta no es casual), tan distinta a la del común de los mortales.

Otras de esas cosas son algunas reflexiones interesantes y profundas de Krause, que contrastan con sus vivencias llenas de superficialidad. Sobre todo me quedo con esa en la que sostiene que, a diferencia de otras artes, la literatura requiere una inversión de tiempo que nadie quiere hacer; reflexión con la que no estoy de acuerdo en su parte final (clara muestra somos quienes estamos por aquí), pero que me hizo pensar. En el caso de Krause, la gente quiere invertir tiempo y muchísimo dinero en su arte, sea lo que sea lo que haya creado, efímero o duradero.

Entre Buenos Aires y el Penedès conoceremos no solo cómo es Krause sino también su entorno, en el que se encuentra el "escritor" de este libro, que vive en una lujosa urbanización bonaerense de estrictas reglas y no exenta de situaciones y personas extravagantes.

Una novela entretenida, con momentos divertidos (hay escenas sexuales bastante cómicas) y que muestra la cara y la cruz de una persona considerada un Dios terrenal.
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