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Crítica de Inquilinas_Netherfield


Inquilinas_Netherfield
28 November 2017
Las historias de Agatha Raisin solo están disponibles en papel en España a través de Círculo de lectores, y aunque hubo un momento que formaba parte del club, hace ya muchos años que decidí borrarme. Eso quiere decir que he tenido que esperar mucho a que estos libros comenzasen a rular por el mercado de segunda mano, pero la paciencia es una virtud, y ya tengo tres de los cuatro que se han publicado de momento. Son manías, pero no quería empezar a leerlos hasta tener al menos los tres primeros volúmenes de esta peculiar investigadora (y vosotros diréis, ¿y si luego no te gusta el primero para qué quieres los demás? Pues tenéis toda la razón... pero no sé por qué tenía claro que me iban a gustar).

Agatha Raisin es una mujer emprendedora y creada a sí misma, que se ha buscado la vida desde que se escapó de casa con 18 años, formándose y montando después su propia empresa, y que ha decidido prejubilarse muy joven, apenas superados los cincuenta años, porque su ilusión, desde que visitó la zona siendo una niña, es vivir en los Cotswolds (guiño, uno de tantos, a Agatha Christie, porque en esta zona tienen lugar muchas de las investigaciones de Poirot). Y eso hace: vende su empresa a una multinacional con sede en la City londinense, y se traslada sin pensarlo ni un instante a una pequeña localidad, Carsely, muy cerca de todo lo visitable en aquella zona pero alejada del bullicio turístico de los alrededores (qué identificada me sentí cuando describe la marabunta de gente en el castillo de Warwick).

Que la intención de la autora es hacerle un homenaje con lavado de cara a la querida Jane Marple y su autora Agatha Christie yo creo que es evidente desde el mismo instante en que Agatha (Aggie) Raisin pone un pie en Carsely (e incluso en el nombre de nuestra protagonista), y de hecho se hacen varias referencias a este personaje y a esos hechos cotidianos del día a día que se pueden leer en la mayor parte de sus novelas. Pero es eso, un lavado de cara, porque tenemos un pequeño pueblecito con sus pintorescos vecinos y sus preciosos cottages, pero Agatha tiene poco que ver en cuanto a carácter y forma de ver la vida con la entrañable señorita Marple.

Nuestra Agatha es muy suya, y de primeras le cuesta integrarse en el pueblo. Es un poco cortante, por no decir grosera, dice siempre lo que piensa (y si es ofensivo mejor), está acostumbrada a un frenético ritmo de vida totalmente distinto a la placidez de su nueva localidad, le cuesta empatizar con la gente y ser amable con otras personas y, sobre todo, tiene una opinión sobre todo el mundo, y casi nunca buena. Es una mujer muy, muy independiente que ha vivido única y exclusivamente para su trabajo, hasta el punto de estar acostumbrada a no socializar con nadie fuera de ese ambiente, y le cuesta mucho adaptarse a la rutina de una comunidad tan pequeña donde todos se conocen y comparten de una manera u otra su día a día. Lo cierto es que está igual de sola en Londres que en Carsely, pero en esta pequeña localidad es mucho más consciente de ello. Su única amistad de su vida anterior es Roy, un antiguo empleado suyo que acude de visita de vez en cuando.

El caso es que Agatha, para intentar encajar con sus vecinos, se apunta a una de estas costumbres tan anglosajonas como son los concursos vecinales: en este caso se premia la mejor quiche. No gana, evidentemente (además ni siquiera la cocina ella, que podría definirse como la reina de los precocinados), pero cuando el juez del concurso se lleva a casa la quiche perdedora de Agatha y muere envenenado tras ingerir un par de porciones, empieza la verdadera aventura de la protagonista en Carsely. Tras el primer susto de verse señalada como asesina, una vez absuelta empieza a investigar la vida del fallecido, que se desvela más ajetreada de lo que parecía a primera vista; está decidida a averiguar quién le mató y comienza a meter las narices donde no debe. La investigación le lleva a conocer a Billy Wong, joven policía local con el que traba su primera amistad en el pueblo (o algo así); y al tiempo recibe amenazas y empieza a dudar seriamente si debe quedarse a vivir en su casa de ensueño o volver a Londres.

El personaje de Agatha Raisin es lo que es y no engaña a nadie; una Jane Marple de finales del siglo XX pero con un carácter bastante más peculiar y la suficiente personalidad propia como para hacerte olvidar que estás leyendo precisamente eso. A mí me ha caído genial el personaje porque no es su intención la de gustar (o no al menos de manera evidente); acaba siendo entrañable porque quiere encajar y al tiempo se niega a reconocerlo; es una mujer contradictoria, porque su vida profesional la ha llevado con mano de hierro pero en la personal anda un poco perdida; ha luchado y no le ha temblado el pulso para hacer realidad su sueño desde que era una niña y pronto se da cuenta de que los sueños, sueños son; pasa de trabajar veinte horas al día a ser una prejubilada en un pueblo en el que no hay nada que hacer... y la verdad es que ponerse a investigar le da la vidilla que necesitaba. Un libro agradable que te saca la sonrisa amable y que te deja con ganas de seguir leyendo las aventuras de esta relaciones públicas reconvertida en detective aficionada. Si te gustan las novelas de Agatha Christie, es difícil que no te gusten las novelas protagonizadas por Agatha Raisin. Son novelas de misterio con mucho humor y esencia british por los cuatro costados.

La prolífica Agatha ha protagonizado la friolera de 27 novelas hasta este momento, y seguimos contando... lo que no deja de sorprender teniendo en cuenta que su autora, Marion Chesney, ha cumplido nada menos que 81 años. Veremos con cuantas podemos hacernos en castellano, porque va la cosa lenta.

Por cierto, para quien le interese (y termino ya), el año pasado Aggie dio el salto a la televisión y se han adaptado sus novelas en una serie (bueno, adaptaron esta Quiche letal en 2014 a TV movie y el año pasado ya emitieron la serie en sí). Agatha no es para nada como la imaginaba cuando leía el libro, básicamente porque no se parece en nada a como la describen (mi imaginación está libre de sospecha... he leído por ahí que esta Agatha televisiva es como una Bridget Jones metida a detective, y yo creo que es una definición perfecta), y es que esta versión tiene veinte años más que la novela original y se nota en que el personaje es también más moderno que el literario. Pero Ashley Jensen es una actriz genial que conozco desde los tiempos de Extras junto a Ricky Gervais, y puede con lo que le echen.
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