Me ha encantado. Es una novela con el cliché de jefe-empleada (que a mí me gusta bastante, la verdad) que tiene ese algo más que ha hecho que la disfrutara tanto: Max, el protagonista, es padre soltero de una niña de catorce años. Y no me ha podido gustar más la relación que tiene con su hija. Por su parte, su relación con Harper es de alto voltaje, telita con esos dos cuando se juntan. Divertida, adictiva y bonita. Entra en mi top 5 de novelas con este cliché.
|