PARANOID KIDS: Una aventura de terror juvenil

Hoy os traigo “Paranoid Kids”, de Juan Bauty. Una obra en la que su autor nos presenta a una pandilla de adolescentes que viven en un barrio diferente y cuyos miembros van al mismo colegio. Una novela juvenil de misterio bastante entretenida ambientada a finales de los años 80 (por lo que tiene continuos guiños a esta época) en España y que me ha dejado un agradable sabor de boca.

Lo que me llamó la atención de ella en un principio fue su atractiva portada, obra del propio autor, que además es ilustrador. Eché un vistazo a la sinopsis y pensé: “Tengo que darle una oportunidad a Juan”. Y la verdad es que no solo no me ha defraudado, sino que me ha sorprendido gratamente.

Con un lenguaje sencillo y unos diálogos creíbles, su autor nos va atrapando a través de las páginas mientras nos va descubriendo el misterio que encierra el edificio al que acaba de mudarse Iván, el protagonista de nuestra historia, junto a sus padres y su hermano pequeño.


Los personajes que conforman la obra están bien construidos, aunque el autor no profundiza demasiado en su psicología, algo que me parece un acierto, ya que desde mi punto de vista, lo que debe primar en este tipo de tramas es el dinamismo de la historia. Quizá lo que más me haya gustado es como Bauty saca partido a la relación entre los chavales, sus bromas y las continuas referencias a una época a la que tengo especial cariño como son los años 80, ya que yo era un adolescente por aquellos entonces, y me he visto reflejado en ellos en más de una ocasión.

Una excelente ópera prima la de Juan Bauty, que me ha hecho pasar un buen rato, por lo que dejo anotada en mi lista de pendientes su segunda obra “Creepyrecord: pesadillas de alquiler”.

A Juan Bauty siempre lo defino igual: es un autor friki ochentero. Y eso para mí es un enorme cumplido. Aunque tiene unos cuantos años más que yo, me siento totalmente atraída por historias de los 80 y 90. Yo me crie en esta última década, por lo que, lo que él vivió siendo un veinteañero, yo lo viví siendo una niña. Pero lo viví, y lo recuerdo con nostalgia y cariño. Y eso es precisamente lo que desprenden sus historias.

Esta en concreto, la última que yo he leído, pero la primera que él publicó, trata sobre un edificio de las afueras, al que se muda Iván junto a sus padres y su hermano pequeño. Es la enésima mudanza de su familia, por lo que el chico está cansado de tener que cambiar de amigos continuamente. Por fortuna, no tarda en unirse a la pandilla que hay formada en su nuevo vecindario. Muy pronto, sus nuevos amigos le contarán el misterio que hay en el edificio, en concreto, en el piso trece. Todos juntos intentarán desentrañarlo, lo que les llevará a vivir una aventura de otro mundo.

Como punto fuerte, diré, por ejemplo, que me ha encantado ver esos detalles nimios, pero súper ciertos, de la época: desde el menú que se come en casa de Iván, hasta las misas puestas en la tele. También me ha dado mucha nostalgia recordar la época en la que teníamos que quedar con los amigos el día de antes, pues no había móviles para mandarles mensajitos ni nada. Otro punto a favor ha sido la trama, pues es muy Los Goonies o Cuenta conmigo. Sí, hay una historia sobrenatural, por así decirlo, pero la verdadera protagonista es la amistad de los chicos.

Como punto flojo, y hablando por deformación profesional, le ha fallado un poquito la corrección. Pero diré también, porque tengo que ser justa, que es la primera novela del autor, y en las siguientes que he leído, este punto mejora un montón.

En resumen, una historia de amistad, de aventuras, de sopas de fideos y tortillas de patatas; de misas en la tele y de jugar en la calle a intercambiar cromos. Una historia que os llenará de nostalgia.
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