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Soy horrible analizando poesía, así que, por lo general, cuando me preguntan una opinión o me obligan a hacer una crítica, soy poco ortodoxa y hablo más de sensaciones que de procedimientos. Y a este libro le tenía un miedo particular porque está colocado en un pedestal literario. Mientras pasaba las páginas de Las flores del mal sentía que iba a demorar mucho en salir de ellas, y así fue. Baudelaire habla de sí mismo, de los demás, de temas diversos y de Francia (si acotamos un poco más el espacio geográfico, de París) con una carga de tragedia y oscuridad que recorre todos los versos, incluso los que parecen tener un poco más de luz, y te enreda. Todo es vicio, suciedad, pecado, muerte. Sabía algunas cosas de Baudelaire, las más resonantes (que pertenecía al grupo de los poetas malditos, que tuvo una vida complicada, etcétera), pero recién cuando empecé a comprometerme con su vida pude entender. O casi entender. Lo que no pude hacer es olvidar lo que leí. |
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