La idiota

Esta es la última lectura del año que @bibliolia y yo hemos compartido, un año en el que hemos descubierto una variedad curiosa de lecturas y que remata con La idiota, uno de esos libros que te agarran por su simplicidad, el cotidiano ir y venir de una chica de ascendencia turca de dieciocho años que comienza su primer año de universidad en Harvard.

La novela tiene algunos ingredientes que a mí me rechinaban a veces, como un ligero toque juvenil y desenfadado que, en realidad, escondía una narración indie cargada de referencias intelectuales, sobre todo relacionadas con la lingüística, que es la rama que Selin escoge entre los diversos seminarios en los que participa.

Selin es una chica diferente, a veces retraída, tranquila, que no se identifica totalmente con los estereotipos que podríamos imaginar en un escenario como el que nos presenta la autora.

La historia se centra principalmente en la relación de la protagonista con Ivan, un chico de la facultad que conocerá en clase de ruso, con el que al principio intercambia una serie de emails y que más adelante se convertirá en la representación física de lo inalcanzable y lo críptico. Podría parecer que estamos ante un argumento angustiante, pero no creo que fuera la intención de Batuman centrarse en la posibilidad tóxica sino que explora en la certeza de que aquello que parece irrefrenable puede ser controlado y aglutinado con la naturalidad del morfema en la palabra.

No hay malestar en esta novela, lo que impera es una tensión que no sabes bien si en algún momento culminará; y esto es lo que me ha llevado a consumir la lectura de una manera casi maquinal. Siempre resbalando la mirada en lo que podría ser y... no sabemos si será.

Aun con todo, tanto @bibliolia como yo no tenemos del todo claro si es una lectura que podría gustar a todo el mundo, precisamente por esa intelectualidad, esos saltos entre lo que a nosotros nos gustaría o pensamos que podría ocurrir y lo que realmente ocurre. Pero a mí me ha gustado porque es muy sencillo conectar con Selin, participar en esa lucha entre lo que se espera en el mundo adulto y las barreras y principios que aún palpitan en la reciente adolescencia.

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El libro en sí es entretenido, y cuenta con golpes de humor que hacen reír al lector.

Por un lado, las situaciones que pueden ser normales para cualquiera cuando está haciendo amigos pueden ser bastante risibles si se analizan desde el punto de vista humorístico, ya que a veces hacemos tonterías que son aceptadas socialmente. Por ejemplo, cuando un grupo de jóvenes esta bailando en corro en una discoteca, la autora lo compara con el corro que se hace en el colegio con los amigos cuando somos pequeños para cantar, dar palmas y bailar todos juntos.

Por otro, aquellas otras experiencias más bien amorosas, las cuales producen desasosiego en la protagonista, y muchas veces no sabe cómo abordarlas. El lector no puede sentirse más identificado con esto, ya que en múltiples ocasiones nos ha pasado a lo largo de nuestra vida.

El estilo de la autora es coloquial y divertido, y acerca a cualquiera a la historia de una manera fácil, ya que es interesante y original. No obstante, el argumento en sí me ha parecido más bien de novela romántica o juvenil. Salva el libro la prosa de la autora, Elif Batuman, pero creo que hubiese preferido haberlo leído en mi época universitaria.

Selin, una chica americana de origen turco, nos cuenta su día a día en su primer año de universidad, allá por los años 90. Es el comienzo de su camino hacia el ser adulto mientras intentas descubrir qué quieres hacer con tu vida: sus compañeras de habitación, sus diferentes clases y curiosos compañeros...

Pero no es la típica historia juvenil de instituto americano, sino que todo tiene un tono más intelectual, irónico y con un punto de humor negro a veces. Selin se apunta a materias como "Mundos Construidos" y en su clase de ruso conoce a su mejor amiga, una chica yugoslava llamada Svetlana, y se empieza a fijar en un chico húngaro, Iván. Todo de lo más ecléctico y, como decía, intelectual.

Selin llega a Harvard con la intención de ser escritora. Acostumbrada a vivir a través de los libros, no tiene idea de cómo manejarse en la universidad. Cree que todas las personas son horribles porque te evalúan como competencia nada más conocerte, como si siempre estuvieran esperando a que naufragaras con un ojo en tus pertenencias. "Hay muy poca gente que quiera conocerte en lugar de evaluar si mereces subir al bote".

Así empieza a entablar una curiosa relación con Iván a través del correo electrónico. Curiosa porque no se tratan en persona, ya que creen que su conversación no estaría a la altura de los diálogos que mantienen por escrito. Pero claro, llega un punto en el que esos emails no son suficientes...

Y no he podido dejar de leerlo porque tiene un aura que te atrae. Tanto por la forma de ser y reflexiones de Selin, como por la relación que mantiene con estos dos personajes, la viva y charlatana Svetlana y el enigmático Iván que hace que nuestra protagonista se vaya a pasar el verano a Hungría...
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