Me ha sorprendido y para bien. Tenía miedo de encontrarme carnaza y casquería entre sus páginas, como suele ser costumbre en novelas Z, pero no ha sido así; el autor ha sabido narrar de un modo adecuado esas partes más sangrientas para que resulten menos desagradables. La historia se desarrolla de un modo armónico y con una cadencia que ayuda a la lectura y te sumerge en ella a medida que vamos pasando páginas. Me encantaría hablaros del final, pero el mono-rata y a Teruel merecen que seáis vosotros quienes descubráis cómo termina todo. Solo os diré que es grandioso. |