Las palomas de la Boquería

Albert Martínez es un investigador al que llaman para que vaya a Barcelona a resolver un crimen. Mientras va avanzando la historia, ya en Barcelona, va contando su día a día. Más concretamente las quedadas que tiene con Pol, el novio de su mejor amigo Rubén. Hubo ahí un "tira y afloja" muy raro, ya que a Pol le encanta jugar y el morbo de ser pillado, pero Albert no está tan seguro, pero todavía así, le sigue el juego. Y la verdad, esa parte no me gustó nada porque ninguno de los dos han sido sinceros con Rubén. Mientras él tiene ese "lío amoroso", su investigación para encontrar el asesino continúa.


Por otro lado tenemos a Mónica. Una chica que lo ha pasado mal en la vida, las cosas nunca le fueron fáciles. Su padre se acostó con una amiga suya, lo que hizo que su madre se separara de él y que la relación con su padre se terminara. Tiempo más tarde, la madre de Mónica muere y empieza a volver a tener más relación con su padre. Siempre estuvo para ella Clara, su mejor amiga. Consigue un trabajo que le apasiona en el teatro.


Un grupo de amigas: Clara, que siempre ha luchado por lo que quiere. Paula, que siempre lo ha tenido todo en la vida, y no siempre consiguiéndolo de la mejor manera. Y Mónica, que a pesar de haberlo pasado mal, siempre busca la manera de salir adelante. Tres amigas diferentes entre ellas. Un conflicto que hará que todo se venga abajo y busquen venganza.


Los capítulos se van entrelazando entre lo que cuenta Albert, el investigador del caso y Mónica, la chica del vestuario. La lectura se hace de los más amena y tiene unos diálogos con los que no puedes evitar reírte. Algo que destaco en negativo es que había demasiada narración que no venía demasiado con el tema. Es un libro que merece ser leído y más, si os gustan los thrillers con toque de humor.