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Crítica de laurass89


laurass89
13 October 2018
Se sube el telón, Medea nos cuenta sus penas y explica por qué mató a sus hijos, por qué odia tanto a Jasón. Se baja el telón, las actrices y actores se quitan la máscara y vuelven a ser personas como las que estaban en el público, anónimas, felices, buenas, malas... Pero, ¿qué pasa si no llevamos una máscara, si solo somos una persona? ¿Acaso la vida no es puro teatro?

Quizá plantearnos esta última cuestión es la que nos propone la novela de Las palomas de la Boquería de Jordi Basté y Marc Artigau. En ella, el investigador Albert Martínez tendrá que desentrañar quién es el autor del crimen que se ha cometido en el mercado de la Boquería en Barcelona.

Una mañana, al abrir su pollería en la Boquería, Fidel encuentra en ella el cadáver de Paula, la actriz principal de Medea, la obra del teatro Romea. El detective privado Albert Martínez tendrá que volver de sus vacaciones en Nueva York para ponerse manos a la obra. Dentro del equipo del teatro no parece haber sospechosos, tampoco entre los empleados del mercado... Por su parte, Mónika, jefa de vestuario de la obra del Romea, nos cuenta cómo y de qué manera llegó a las tablas del teatro.
Una particularidad estructural

Esta novela sobresale en varios aspectos, desde los personajes, hasta al ambientación y localización temporal, una elección muy acertada desde mi punto de vista. Sin embargo, quizá el aspecto que más destaca es su estructura. Esta se desarrolla casi como las raíces de un árbol, que en principio de manera independiente se van desarrollando hasta entrelazarse y conformar el tronco, en nuestro caso el desenlace, de la narración.

El comienzo es muy interesante, ya que se confronta la «banalidad» de unas vacaciones (banalidad, bueno... qué no nos hagan falta) con la confesión del placer que produce un asesinato. A partir de aquí se lanzan las dos vías de recorrido: la historia de Albert, el hombre que está de vacaciones, y la historia de Mónika a la que, no temáis el spoiler, no podemos asociar con la voz asesina del principio.
Esta es la primera cosa curiosa de la historia. A pesar de esta presentación, el lector tiene la sospecha, casi la confirmación, de que esa voz del principio no es la de Mónika... ¿o sí? Gracias a este último interrogante, el lector necesita saber más, necesita saber qué pinta esta muchacha en toda la trama y, por supuesto, si Albert conseguirá resolver el crimen o no. Ya tenemos establecido el enganche.

A partir de aquí, además de tener dos narradores, tendremos tres tiempos, que van hilando la trama y que nos van explicando el porqué de la situación. En primer lugar tendremos la historia de la investigación de Albert, que se entremezcla con la historia de sus conquistas amorosas, ambas en presente. Por otro lado, tendremos la historia de Mónika, la más interesante desde el punto de vista temporal, ya que a su narración en pasado añadirá sus comentarios sobre el presente. Estos comentarios siempre estarán referidos a la investigación de Albert, mientras que la narrativa en pasado estará centrada en su recorrido, desde el instituto, para llegar a las tablas del Romea.

A medida que Mónika se acerca al presente, el asesinato de Paula, la narración se va acelerando, de modo que las intervenciones de Albert se irán reduciendo en extensión para ofrecer mayor dinamismo a la investigación. de esta manera ambas se unen en el final de la novela, de una manera apoteósica, podríamos decir, para la trama y para ambos personajes.

La vida como justificación

Sin embargo, aunque a nivel técnico es brillante, lo que más me ha gustado es el contenido de la historia de Mónika, cómo este personaje nos explica cómo ha llegado hasta dónde ha llegado y por qué.

Cuando comenzamos nuestras andanzas hacia el futuro nunca sabemos qué nos deparará. Siempre pensamos que saldrá bien, por eso nos esforzamos, no nos rendimos y en algunos casos conseguimos lo que nos habíamos propuesto. Pero eso no es lo que le sucede a Mónika, desde el principio se nos presenta como una chica que quería ser actriz, pero que pronto supo que no lo conseguiría. Un poco gracias a Paula, la muerta, Medea.

De esta manera, el relato derrotista de Mónika va derivando desde el sueño hasta el hastío vital, a un «esta soy yo, estas son mis circunstancias, no podéis juzgarme por ellas». Ahora bien, a pesar de ello, Mónika es camaleónica, dentro de su hastío no quiere ser mediocre, una cosa es no conseguir lo que se quiere y otra muy distinta hacer mal lo que se ha conseguido.

Con esta premisa, se podría pensar que se nos presenta a un personaje que se victimiza, que se justifica constantemente. No, aunque yo haya utilizado la palabra justificación, considero que no es la intención del personaje. Ella relata su vida, que es como es y no se le puede hacer otra cosa, a partir de ahí el lector que justifique lo que quiera. de hecho, la propia novela nos enseña como de hecho es así.

Vamos al teatro, pero...

Pero creo que debemos tener cuidado en determinados puntos, sobre todo a la hora de presentar una obra que técnicamente tiene su aquel.

En primer lugar, en la historia hay alguna incongruencia del principio con respecto al final de la novela. Se debe tener cuidado en esos aspectos, ya que también hay alguna errata en los nombres de los personajes, porque pueden hacer que el lector pierda el hilo. Me fastidia porque sé que nos autores no tienen la culpa, sino que es cuestión de la editorial el controlar estos problemas.

Por otra parte, no me ha gustado que cuando un personaje comete un acto criminal, este se justifique con problemas mentales. No todos los asesinos son enfermos, la estructuración de la narración nos da motivos suficientes para que pase lo que pasa. Además, si enfrentamos esto a los actos malvados que cometen las víctimas, vemos que estos se justifican con un rasgo de carácter. Es decir, si eres víctima en la novela es un «oh, vaya, qué personalidad tiene», pero si eres verdugo, ¿estás enfermo? No creo que sea una buena justificación en ninguno de los dos casos.

Sin embargo, recomiendo encarecidamente la novela. La potencia de la trama es brutal. Las historias de Albert son entretenidas de leer, la trama detectivesca está bien narrada y tiene sus puntos interesantes, aunque me hubiera gustado que se diera aún más protagonismo a esa trama. Por su parte, la historia de Mónika es adictiva, cruel y muy cercana a algunas realidades. Además, el ritmo narrativo es estupendo y la ambientación en 2017 es de agradecer, ya que parece que nuestras novelas siempre se remontan al pasado o no tienen tiempo. La localización y descripción de los lugares que visita Albert en Barcelona es estupenda, parece que estás allí. Finalmente, la narración de los entresijos del mundo del teatro, de la competitividad, el trabajo que conlleva el montar una obra, todo ello queda perfectamente reflejado en la obra, que nos hace disfrutar y saciar nuestra curiosidad sobre la cuestión. Por al final ese mundo no nos es tan ajeno, ¿no dicen que la vida es puro teatro?
Enlace: https://ellibroenelbolsillo...
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