Hace tiempo supe de un camino de vida y muerte que seis ilanos recorrieron en las estepas de los kitanna. Tierra de atardeceres, yermo feroz donde la escasez curte el espíritu y el hombre no puede sobrevivir sino a lomos de las bestias, no hallaron allí piedad alguna ni humanidad entre las gentes que encontraron. Pues no hay en las estepas de Avok más orden que el que proveen las armas.
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