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Me regalaron este libro para mi cumpleaños, y la verdad es que he disfrutado mucho con él. Por falta de tiempo suelo dejar aparcados los libros de más de quinientas páginas para las vacaciones, y este ha caído en un suspiro. En las opiniones de por ahí arriba en la sinopsis se dice que es un debut excepcional. Estoy totalmente de acuerdo. Hay debuts y debuts... este es muy interesante por la temática (nunca abordada de esta manera antes, o yo al menos no recuerdo ahora mismo ningún libro semejante), por la complejidad para mantener la trama en suspense (adivinas hacia dónde te lleva, pero te mueres por saber cómo lo hace), y por la construcción de un personaje como el de Jeanie. Porque hay muchas Jeanies en el mundo. Las vemos en la tele constantemente. Y el libro está muy bien escrito dentro del género en el que se mueve y lo que se le pide. E igual que admito todo lo de arriba también admito que no las tenía todas conmigo. Eso de que lo comparen en la publicidad de la faja con La chica del tren yo creo que le perjudica más que hacerle un favor. Este es mucho mejor libro que el de Paula Hawkins. Creo que con esta novela hay que poner en antecedentes sobre la historia (y teniendo en cuenta la sinopsis que rula por todas partes, no estoy desvelando gran cosa). Una niña de 3 años, Bella, desaparece del jardín delantero de su casa mientras juega sola, sin ninguna supervisión. Tras meses de investigación, Glen Taylor es acusado del secuestro de Bella. Va a la cárcel, es juzgado, absuelto, y la vida sigue sin que Bella aparezca por ningún sitio. Siempre junto a Glen aparece Jeanie, su esposa. Fiel, constante, inalterable. Una esposa que poco a poco, durante todo este proceso, empieza a ver más allá de la fachada perfecta de su perfecto esposo. Empieza a ver sus "tonterías", como ella las llama. Cuando él fallece (y así es como comienza el libro, no estoy destripando nada), es cuando comienza realmente la trama de esta novela. Porque la protagonista de la historia es ella, Jeanie, no su esposo. Fiona Barton lo deja claro desde el par de páginas que usa a modo de prólogo para explicarte el por qué de esta historia. Como periodista de sucesos ha cubierto muchos juicios de este tipo; juicios en los que siempre junto al acusado (un supuesto pedófilo en este caso, no hay que olvidarse del dato), aparece una esposa que apoya a su marido contra viento y marea. Pero la auténtica marejada va por dentro. ¿Qué piensa una mujer cuando acusan a su marido de algo así? ¿Cómo es la vida dentro del hogar familiar, llevando esa losa sobre la cabeza, cuando no hay cientos de cámaras ante las que aparentar normalidad? ¿De verdad esas mujeres apoyan y creen en la inocencia de sus maridos? ¿Qué saben realmente sobre el crimen del que se acusa a sus parejas? ¿Pueden llegar a ser cómplices de ese crimen? Barton nos coge de la mano y nos hace un tour en primera fila sobre un supuesto caso de este estilo, una supuesta esposa que sufre todo esto y nos enfrenta a una de las muchas supuestas posibilidades que pueden darse en estas situaciones. El enfoque por el que opta Barton es el de ofrecer y retener información constantemente. Da y quita. Suelta la bomba como quien no quiere la cosa y te deja haciendo cábalas sobre esa información que ha soltado "como sin querer" hasta que decide que ya te ha dejado en ascuas suficiente tiempo y decide explicártela. Avanza y retrocede en el tiempo, pero la lectura se lleva sin problemas. El presente es el que comento antes: Glen ha muerto, y Jeanie abre la puerta por primera vez a una periodista para que entre en su casa (no cuesta nada intuir que esta periodista es fiel reflejo de la autora y su mundo cuando se dedicaba a este tipo de periodismo). Esta periodista tiene una intención clara: conseguir la primera entrevista de "la viuda", y no duda en hacer lo que sea para conseguirlo. En el transcurso de esa interacción con la periodista vamos viajando al pasado y conociendo toda la historia. En unos casos lo hacemos con Jeanie de protagonista, en otros con el inspector a cargo del caso, y en otros con Kate, la periodista. Jeanie narra en primera persona, y los otros dos son narrados en tercera. Solo en una ocasión tenemos la voz del marido, Glen. No es importante. O no del modo en que debería serlo. Lo es en cuanto que nos hace ser testigos de cómo evoluciona y crece su esposa ante nuestros ojos. Glen es solo la excusa que utiliza la autora para que conozcamos a Jeanie. Todo gira alrededor de Jeanie. Y de Bella. Conforme avanza la trama, que realmente sabes hacia dónde va, tal y como comento arriba, te vas dando cuenta de que Jeanie es más lista de lo que parece, que tiene más carácter del que parece, que hace mucho tiempo que se cansó de ser la esposa perfecta. Pero también ha aprendido a fingir, a dar lástima, a sollozar cuando le conviene, si con eso consigue que la dejen en paz o bajar la guardia de quien tiene delante. También te das cuenta con el paso de las páginas que no consigue engañar ni a la periodista ni al inspector, pero todos le siguen el juego con tal de obtener lo que ellos quieren a cambio. Todos son más listos que todos, y cada uno busca su propio interés: Kate, la periodista, quiere lo que le exigen en su trabajo, una exclusiva; el inspector quiere resolver un caso que le obsesiona y ha destrozado su vida; y Jeanie... Jeanie quiere dejar todo atrás ahora que ya no tiene un marido al que dar explicaciones, quiere vivir una vida lejos de cámaras y personas que le señalan con el dedo, y sobre todo quiere contar su verdad... que no tiene por qué ser LA VERDAD. Es un personaje más complicado de lo que parece a primera vista. Y tampoco cuesta mucho imaginarla como un personaje más real de lo que nos gustaría. A mí me ha enganchado el libro, me ha parecido muy atrayente el planteamiento, y sobre todo creo que se sale de los cánones del género, lo que le hace más interesante todavía. No es el típico bestseller, tiene una historia detrás muy poco explorada todavía en la literatura. |
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