La madre

Comparando el libro de principio a fin se puede decir que no se parece en nada a lo que comenzó como el caso de Alice Irving, ya que de éste se desenmaraña toda una truculenta trama de la que la periodista Kate Waters ya no sabe cómo salir. Es como si hubiera encontrado un hilo, y al tirar se hubiese topado con una maraña descomunal que en un principio parece difícil de doblegar. No obstante, para eso también está la policía, aunque Kate saque muchos datos importantes de la investigación por su lado.
Esto es lo único que no me ha convencido de la novela: que la periodista, y en algunos casos su becario, supieran más que la propia policía. Me parece algo complicado que no suele aparecer en esta clase de libros. Es la policía la que suele tener más datos.

Por otro lado, al comenzar el libro me pareció algo lioso el seguir a tantos personajes que narraban la historia, su propia historia de hecho, pero una vez me acostumbré, se hacía más amena la lectura. Es una novela con muchos personajes, pero al hablar cada uno desde su propio punto de vista, hace que no te enteres del desenlace aunque siempre ha estado ahí. La autora sabe cómo dosificar la información, de manera que aparezca naturalmente de boca de sus propios personajes. Como he dicho, al principio es un lío, pero poco a poco se va entendiendo y aceptando.

Es una novela policíaca amena y no demasiado larga, que consta de capítulos cortos que hacen de su lectura más rápida, y engancha desde el minuto uno. El final es duro pero interesante, y al final no puedes sino encariñarte con varios de los personajes principales. El momento en el que la historia da un vuelco, en el que hace un click que hace que veas todo con claridad, es increíble, y te hace sentir que la autora te ha estado engañando todo el tiempo. Después, reflexionas y te das cuenta de que el desenlace ha estado siempre ahí, delante de tus narices.