Los gatos salvajes de Kerguelen

En esta primera novela de la autora nos presenta a un grupo de jóvenes que deciden viajar durante un año a tierras australes antárticas, algunos como científicos para estudiar las señales del cambio climático y otros simplemente como turistas exclusivos en una expedición que dista mucho de ser de placer. Es un paisaje inhóspito, las inclemencias del clima son extremas y están totalmente alejados y aislados de toda civilización. El paisaje es impresionante, una tierra virgen en naturaleza salvaje, rodeada de diferentes especies de animales y plantas a los que estudian para registrar cualquier alteración o cambio que suponga un paso más para el desastre.

Según vamos conociendo a los personajes y sabemos un poco más de sus vidas vemos como cada uno de ellos arrastra una historia detrás, están huyendo de algo, quieren reencontrarse a sí mismos, necesitan esa soledad y aislamiento por un tiempo que les ofrece el lugar. Pero el día a día allí no es nada fácil, es un paraje totalmente hostil, y según van pasando los meses y las dificultades, el hambre y el frío aumentan, comienza a emerger la verdadera personalidad de cada uno, instintos primarios que se liberan ante la desesperación. En algún momento me recordó a los "Diez negritos" de Agatha Christie, justo en algún momento la autora también comenta ese guiño a la famosa novela, y también me vino a la mente "El señor de las moscas", el planteamiento de cómo ante la falta normas sociales, de la civilización, de la inminente llegada de la muerte, aparece nuestro verdadero yo. Quizá me hubiera gustado que profundizara un poco más en cada personaje, conocer más a fondo sus pensamientos, lo que sienten, cómo llegan a ciertos comportamientos, porque a veces sentía que todo pasaba demasiado rápido y como de puntillas. Pero aún así me ha parecido una idea muy original, una historia que engancha desde el principio, con un potente mensaje de concienciación sobre lo que le estamos haciendo a la Tierra y con una ambientación impresionante, de verdad que todo el rato tenía la sensación del frío extremo y de la incomunicación total. Muy logrado.