Peter Pan

Hay un dicho en el País de Nunca Jamás según el cual cada vez que uno respira, muere un adulto.

-Pan, ¿quién y qué eres?- exclamó roncamente.
-Soy la juventud, soy la alegría- respondió Peter por decir algo- soy un pajarillo recién salido del huevo.

No fue dolor, sino lo injusto del asunto, lo que atontó a Peter. Lo dejó impotente. Solo podía mirar horrorizado. Todos los niños reaccionan así la primera vez que los tratan con injusticia. A lo único que piensan que tienen derecho cuando se les acercan a uno de buena fe es a un trato justo. Después de que uno haya sido injusto con ellos seguirán queriéndolo, pero nunca volverán a ser los mismos.

No quiero ser mayor jamás- dijo con vehemencia-. Quiero ser siempre un niño y divertirme. Así que me escapé a los jardines de Kensington y viví mucho, mucho tiempo entre las hadas.

El país de Nunca Jamás
Segunda estrella a la derecha y todo recto hasta el amanecer.

Y Peter trató desesperadamente de agitar sus plumas, pero no tenía ninguna. Luego se levantó temblando y, por primera vez desde que se subiera a la cornisa, se acordó de una señora que le había querido mucho.

¡La muerte debe ser una gran aventura!

Los caballeros ingleses jamás suplican

Te ahogarán de una forma bonita si te acercas a ellas

Nunca es demasiado tiempo