Punto de cruz

La adolescencia, esa transición loca y a veces no satisfactoria de la infancia a la edad adulta es el eje de esta obra. La autora nos desvela al inicio del libro el acontecimiento que vertebra todo el resto de la trama, alternando capítulos con la visión del pasado y con hechos del presente de tres amigas(una de ellas es la que más misterio genera alrededor de su vida) que se enfrentan de sopetón con la dura realidad que les ofrece el despertar en la edad adulta: desilusiones, confusión, machismo, traiciones, incertidumbres..el amor entre amigas al final lo cura todo, aunque se haya construido un muro de distancia y ya no se coincida en muchos aspectos, pero al final el cúmulo de recuerdos bordados en común es lo que queda y se atesora como lo más valioso.
Feminismo, ecología y acosos varios son temas importantes que se entretejen en la trama y te hacen reflexionar.
Me han encantado las numerosas referencias literarias y artísticas de la autora, su estilo fresco y las curiosidades sobre bordados que iba intercalando, y el uso de este como herramienta reivindicativa me ha sorprendido. Un libro altamente recomendable que seguro que te removerá.

Ahora entiendo el título del libro. No solo es que se hable de punto de cruz en él, o de que las protagonistas borden desde su infancia. Es que podríamos decir que Mila, Dalia y Citlali, las tres juntas, forman un bordado. Como si saliesen de una madeja de hilos y fuesen a parar a un telar para enhebrar la aguja y tejer su historia. También me imagino tres hilos, que son ellas, de tres distintas bobinas de hilo, cada uno de un color, como sus respectivas formas de ser y juntas forman una trenza de tres cabos. Una amistad que se labra desde la tierna adolescencia.

Siempre hay pérdidas que lamentamos pero dentro de nosotras llegamos a saber que en algún momento de nuestra vida deberemos pasar por ellas, es eso que llamamos “ley de vida”. Hasta que ésta te sacude y pierdes a un amigo o una amiga. No puedo ni imaginarme que se tiene que sentir ante una ausencia así. Pero supongo que como a Mila le ocurre, tu mente te lleva a hacer un recorrido mental por todo lo vivido y lo compartido. Casi una nostalgia dulce, quizá con lágrimas que empapan una sonrisa mientras recuerdas aquello o lo otro.

Este libro es eso, un diario vital de una amistad de tres niñas y ahora mujeres ante la pérdida de una amiga. Y siempre acompañadas de la acción de tejer en punto de cruz. En cualquier momento y cualquier lugar. Siempre sus hilitos y su telar en sus bolsillos. Incluso Mila, narradora de dicha historia, nos cuenta leyendas y mitos en torno al bordado. Eso me ha parecido maravilloso. Entonces podemos decir que es una historia tejida entre las tres, su red de cuidados tejida a base de amistad, amor y comprensión.

Me he sentido un poco identificada con Mila. Quizá por la nostalgia que desprende, quizá porque es cauta y a veces miedosa. Y en algunos detalles más… cómo cuándo dice “nos he buscado en muchos libros y he encontrado pedacitos de nosotras en algunos…” porque en ese sentido soy igual y me encanta encontrarme y encontrar a los míos en páginas de libros. Me parece algo especial.

A Jazmina le diré que ha tejido/bordado/escrito una historia bella aunque te rompa el corazón un poco. Pero ha sido precioso leer la historia de estas tres amigas acompañándose y que podría ser nuestra historia, la de cualquiera de nosotras queriendo a nuestras amigas con sus luces y sombras, y aquí y allí, estén dónde estén. Gracias, Jazmina.

Al igual que la técnica de bordado que le da nombre, Punto de cruz entreteje las historias de tres amigas a lo largo del tiempo y la distancia. La novela alterna entre el momento presente y las experiencias que vivieron juntas en esa época clave que es el paso de la adolescencia a la madurez. Además, la narración también incorpora pasajes sobre la historia y el significado del bordado: un arte que ha unido a las mujeres a través de las épocas y las culturas.

Aunque me ha gustado la manera de escribir de Jazmina Barrera, creo que el ritmo de la novela es bastante desigual. Dedica demasiado espacio a describir el viaje de las protagonistas a Europa, con todos sus pormenores (muchos de ellos, la verdad, bastante irrelevantes) y sin embargo pasa de puntillas por la clase de episodios que merecerían más atención.

Creo que el punto fuerte de esta obra es su descripción de la intensa, intensísima amistad de sus protagonistas, que la autora sabe abordar con certeza y sensibilidad. La nota esperanzadora con la que termina la novela, pese a su comienzo triste y a su tono nostálgico, consigue hilar pasado, presente y futuro en un tapiz incompleto. Y digo incompleto en el mejor de los sentidos: cambiante, creciente, infinito.
Enlace: http://nextlibris.es/punto-d..

"Punto de cruz" es la historia de Mila, la narradora en primera persona y sus amigas Dalia y Citlali. Acaba de recibir la noticia de que Citlali ha muerto inesperadamente, amistades que se van enfriando con el tiempo pero cuando te paras a recordar suena mucho más cálido.

Con este punto de partida esperas encontrar una novela sobre duelo, pero tal y como está narrada con saltos en el tiempo y a base de recuerdos, no llega a profundizar en este tema y consigue ser una novela nostálgica y con personajes muy bien construidos. Esos saltos en el tiempo en otras novelas a veces pueden ser confusos y un error, pero aquí funcionan perfectamente y te ayudan a conocer a las tres amigas en su niñez, adolescencia y edad adulta. Cuáles fueron sus miedos, sus reacciones, sus traumas.

También hablan de sus pasiones. Les apasiona leer, estudiantes de letras, mencionan constantemente autores y libros que les han gustado o las canciones que escuchaban en cada momento. Tienen mucho peso los recuerdos de su viaje a Londres y París, esos viajes entre amigas que se quedan siempre en la memoria. Pero sobre todo lo que más les unía y lo las característico, su pasión por el bordado, que es lo que da nombre y forma el libro.

Entre los recuerdos aparecen también breves fragmentos en los que conocemos datos sobre el arte del bordado o explicaciones de obras literarias en las que se menciona esta técnica y le imprimen frescura a la narración.

Estas tres amigas se quedan para siempre en mi memoria lectora y mis ganas de seguir leyendo a Jazmina Barrera.

Igual que los hilos que se bordan en las telas, Jazmina Barrera mezcla la amistad y el peso que ha tenido el bordado en la vida de las mujeres a lo largo de la historia.

Pienso que la relación que narra es la de tres amigas unidas por un hilo que a veces se enreda, cuesta de hilar y hiere, pero que muchas otras veces pasa fácil por la tela creando formas inimaginables y vínculos fuertes. Una historia donde una reconoce los altibajos de las amistades que permanecen y de las que siguen dentro de nosotras aunque ya no estén.

Sigamos bordando 🪡🤍

Antes de adentrarme en la reseña he de mencionar lo bonito que es libro físico en sí, la tipografía, portada… Se nota el cariño que le pone esta pequeña editorial a cada una de sus publicaciones. Y si a esto le sumamos la delicadeza del texto que nos deja Jazmina Barrera, ya es un libro que es muy recomendable.
No vas a encontrar héroes ni heroínas en este libro, sino que entre sus paginas está la cotidianidad de la vida misma a lo largo de la historia de tres mujeres y amigas, Mila, Dalia y Citlali.
Todo comienza con la triste noticia de la muerte de Citlali; esto lleva a la narradora a realizar un viaje y contarnos con detalle el pasado en común de las tres amigas que desde niñas fueron inseparables. Con una narración que da saltos en el tiempo, nos adentramos desde cómo se conocieron, su paso por la adolescencia y el recuerdo de cada primer momento, viajes en común en la época universitaria, anécdotas y momentos de su pasado en los que se entreteje y entrelazan sus vidas en común hasta la edad adulta.
Como en toda amistad, existen altibajos, momentos en los que se siente muy unidas y en otros donde sus caminos se separan, una historia tan real como puede ser la de cualquier de nosotros.
Con un lenguaje y una visión feminista, Jazmina Barrera incorpora temas como la vulnerabilidad de la infancia y adolescencia, donde hay experiencias negativas como la violencia sexual, de género o incluso pedofilia.
Entre los párrafos de la vida de las tres mujeres, la autora nos deja, a modo de ensayo, una serie de fragmentos con curiosidades, mitos y origen del bordado; una tradición milenaria que generaba comunidades de mujeres en torno a ella.
En resumen, estamos ante un texto bonito y cercano, con toques autobiográficos, donde acompañamos a través de los recuerdos de la vida en común de las tres amigas.
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«Cuando las mujeres bordan, a pesar de que el bordado, al igual que el arte, construye capas de sentido, esto no se ve como arte, sino como una expresión de su feminidad, que de inmediato se categoriza como «manualidad», una actividad tonta, decorativa y delicada».
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Todo aquello que siempre ha sido categorizado como propio del rol femenino ha sido relegado a un segundo plano, se ha devaluado. Ya sean profesiones tan imprescindibles como la enseñanza o la enfermería, los cuidados o, en este caso, el bordado. Cuando pensamos en bordar lo asociamos a bisabuelas, a abuelas, a madres, a estar en casa, a poner tu nombre en la bata del colegio para que no se pierda, a un mero entretenimiento mientras escuchas la televisión de fondo. Y, sin embargo, hay mucho más detrás del arte de bordar.
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En este libro Jazmina Barrera (@jaztronomia) no solo actúa como escritora, sino también como historiadora y socióloga. ‘Punto de cruz' (editado por @transitoeditorial) es la historia fragmentada de tres amigas cuyas vidas se entretejen. Tomando como punto de partida, y tranquilas, que no es spoiler, la muerte prematura de una de ellas, vamos viendo cómo la vida las lleva hasta ese momento. El retrato de una amistad tan real que duele, en el que los caminos a veces se unen y otras veces se separan. No esperéis ninguna epicidad, porque esta es la clase de libro en la que aparentemente no pasa nada, y, sin embargo, brota vida a caudales, te atrapa y te llega al corazoncito.
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Sin lugar a duda lo que más he disfrutado es que el propio libro actúa como un bordado con sus múltiples capas. La autora utiliza la hoja en blanco como si fuese una tela en la que va tejiendo las palabras con una maestría y una sensibilidad que pocas veces he visto. Su capacidad para hilar datos históricos, obras artísticas, la propia historia de ¿ficción? y, al mismo tiempo, ser capaz de tratar temas como la v*olencia de género o los trastornos alimenticios me parece sorprendente. Tenía muchas ganas de leerlo en cuanto la editorial lo lanzó, pero ahora puedo afirmar que ‘Punto de cruz', al igual que el bordado, es una pequeña gran obra de arte.

Punto de cruz es una historia sencilla y bonita, con un pequeño punto de tristeza. Nos habla de la amistad de tres chicas, cómo se conocieron, como crecieron y maduraron juntas y cómo la vida les llevó por distintos caminos.

Lo que más me gustó es que está narrada como si fuera una amiga tuya rememorando viajes y pequeños momentos, es una narración muy cercana y aunque tiene bastantes saltos temporales la autora los hace de forma muy fluida y no te pierdes en ningún momento.

Otra cosa muy chula es cómo Jazmina Barrera intercala en la historia principal pequeños fragmentos sobre la historia del bordado. Yo no soy muy fan de este arte y aún así disfruté mucho con esas curiosidades que nos iba contando.

A pesar de que el desencadenante de todo sea la muerte de una de las amigas, la novela no es triste. Es más bien una reflexión sobre la amistad, sin edulcorantes, mostrando lo bueno pero también las partes más feas (los celos, las peleas, los rencores...), no idealiza la amistad si no que nos la muestra tal y como es.

Con una pluma bonita y sencilla, un ritmo ágil y reflexiones para enmarcar, Jazmina Barrera nos demuestra que a veces menos es más. Una delicia de menos de 300 páginas que no me cansaré de recomendar.

Mila acaba de recibir la noticia de que Ciltlali acaba de morir en el mar. Este inesperado suceso da lugar a que Mila y Dalia, las que fueran las mejores amigas de aquella, decidan reunirse tras tantos años sin verse y a rebuscar en el pasado y repensar cómo surgió su amistad. Será a través de Mila, escritora y recién estrenada en la maternidad, la que nos lleve a través de flashbacks a la infancia y adolescencia de las chicas, entretejiendo la genealogía de esta amistad y qué fue lo que las unió: la pasión por el bordado.

“Punto de cruz” es así una novela de crecimiento, transición y descubrimiento, de las niñas que fueron, cada una desde su inocencia particular, hacia las jóvenes mujeres que saben que pueden llegar a ser. La vida las llevó a tomar caminos distintos, pero todas ellas arrastran consigo unas experiencias compartidas, confidencias, temores, decepciones e ilusiones (in)cumplidas… Experiencias que fueron las que las llevaron a dejar atrás la infancia y adentrarse en la edad adulta.

Pero a la vez, este libro funciona como un cuaderno de curiosidades sobre el bordado y el tejer, ya que entre los capítulos/anécdotas se alternan anotaciones sobre los inicios de la costura, la herencia de los puntos de bordado, el bordado en la literatura, las vinculaciones de este al silencio, a la meditación, a la compañía y cómo el bordado se ha convertido en una de las principales acciones de protesta en las manifestaciones feministas. Así, como dice la propia autora, esta novela se convierte en una “colcha-libro” realizada a partir de retazos de historias y narraciones que se cimientan con el tiempo.

Editada por @ transitoeditorial, me ha parecido una novela nostálgica, amable y profunda, llena de reflexiones alrededor del cuidado femenino como acto revolucionario y de la amistad entre mujeres como arma de resistencia.
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La novela inicia cuando Mila recibe la noticia de la muerte de su amiga la aventurera. A través de esta triste noticia, va a recordar su juventud y como fueron sus años de instituto y universidad con sus amigas Dalia y Citlali.

Nos encontramos con tres chicas distintas: por un lado tenemos a Citlali, la aventurera, la activista, el espíritu libre, la que siempre hace bromas y la que consigue que las demás personas se rían y pasen un buen rato con ella; tenemos a Mila, que actualmente tiene una familia formada por una hija y su pareja, con una baja autoestima, pero egoísta y se sentía el centro de todo; después tenemos a Dalia, la que no ve el futuro, la que en su juventud desprende tristeza.

Ellas tres, a ser tremendamente opuestas, acaban tejiendo una historia de amistad con sus risas, sus enfados, sus llantos y sus secretos. Estudian juntas, viajan juntas, se ven menos, se convierten en adultas y cada una forma su vida separada de las otras.

En esta novela, entremezcla el pasado, el presente e historias de bordado, de telares. Te sumerges en libros, en música, en arte, en museos y en catedrales. Viajas por Londres, por París y por México.

Jazmina Barrera, con sus delicadas palabras, nos invita a ser parte de los pensamientos de Dalia, de vivir su vida, de empatizar con ella, de relatarnos como fue cambiando sus amistades y su vida con el paso de los años.

¡¡La verdad es que yo me identifico bastante con Citlali, yo también odio los libros sin capítulos y siempre necesito empezar y terminar un capítulo y no dejarlo a medias!!