La sexta trampa

Comencé esta trilogía con miedo, con su primera entrega me advirtieron de que había escenas no aptas para personas sensibles y yo lo soy, ¡vaya si lo soy!, aunque he descubierto que también literariamente arriesgada. Me pudo tanto la curiosidad y me insufló tanto arrojo la corriente de buenas opiniones que, aún con ciertas dudas, le tendí la mano a Anson Bishop y a Sam Porter. Dos años después, no solo no me arrepiento, sino que he disfrutado muchísimo de esta trilogía y no me cansaré de recomendarla a los amantes del género. 


Poco voy a deciros de La sexta trampa, salvo que es el cierre perfecto a lo que comenzó con El cuarto mono (#1). La quinta víctima (#2) me había dejado llena de incógnitas, sentí que se quedaban tantas puertas abiertas que tenía mis dudas acerca de cómo Barker iba a ser capaz de cerrarlas, pero lo ha hecho y con maestría, manteniendo al lector en vilo durante toda la lectura y satisfecho en la última línea.

Últimamente, me había acostumbrado a trilogías de thriller en las que hay un hilo conductor de fondo, una trama que se inicia en el primer volumen y se prolonga a lo largo de los dos restantes, pero que, a su vez, plantea un caso diferente en cada una de las entregas con su desarrollo y su resolución correspondiente. Barker ha apostado por una historia en la que existe un único caso con tanta complejidad, con tantas ramificaciones... conexiones... implicaciones... que da para tres libros sin que el lector sienta que sobra algo. Me quito el sombrero ante la capacidad de este hombre para desarrollar una trama con tantos personajes, tantos datos importantes preparados y entregados en el momento apropiado de la historia, un entramado con tanta complejidad y tanta miga. Es por eso que, ahora que ya están los tres libros publicados, recomiendo su lectura continuada, uno detrás de otro, para no perderos ningún detalle. 


¿Un asesino nace o se hace? He aquí la pregunta del millón para la que no hay respuesta segura. En el ámbito sociológico y también en el educativo, se habla largo y tendido de la influencia de la parte genética y de la parte ambiental en el desarrollo del ser humano. Efectivamente, el entorno en el que vivimos puede ser determinante y llevar a personas de bien por el mal camino, pero cierto es también que podemos encontrarnos con quienes han logrado encauzar su vida aún viviendo en ambientes desestructurados. Este es uno de los temas que el autor pone sobre la palestra en esta trilogía, este y la idoneidad de tomarnos la justicia por nuestra mano sin medir consecuencias o daños colaterales que el odio no nos deja ver. Temáticas interesantísimas sobre las que autor no se posiciona en absoluto, simplemente plantea un escenario en el que somos nosotros los que reflexionamos acerca de lo que está ocurriendo y del que cada cual sacará sus propias conclusiones.


Hoy despido definitiva a Sam y a Anson y... siento cierta pena. Terminé La sexta trampa sabiendo que ya no había nada más que esperar de esta historia, que lo que ellos me querían contar ya estaba al descubierto, que en 2021 no volverían a casa. Pero me queda la ilusión de descubrir qué más puede ofrecernos J. D. Barker en un futuro.