La quinta víctima

Hace un año que leí El cuarto mono. Un thriller que me impactó por su crudeza pero que, sin duda, recomendé a los asiduos al género y que me dejó con ganas leer su continuación. La quinta víctima es esa segunda parte tan esperada que me ha vuelto a citar con un asesino en serie que me pone los pelos de punta: Anson Bishop.

Está segunda cita, en general, me ha gustado más que la primera y, a la par, me ha dejado más insatisfecha con su final.

Me ha gustado más por dos razones: por un lado porque su ritmo es vertiginoso, a pesar de sobrepasar las seiscientas páginas... ¡han volado!, y mis ganas de leer y averiguar no han decaído en ningún momento. Y por otro, a pesar de seguir siendo un thriller duro, sus escenas más crudas no llegan al punto de las de su entrega precedente.

Sam, Nash y Clair, siguen convenciéndome y su comportamiento y evolución van acorde con cómo se dejaron ver en El cuarto mono. Además, hay un plus: Sam nos muestra su cara más personal. Bishop nos desvela menos pero, aún así, descubriremos nuevos y sorprendentes datos.

Giros inesperados, nuevas revelaciones acerca de Bishop... En definitiva, una lectura que ha superado mi experiencia con la primera parte pero... su final me ha dejado insatisfecha. Me he tirado de los pelos, se me ha quedado cara de emoji ojiplático... No, este hombre no podía dejarme así. Y es que, si bien El cuarto mono, a pesar de dejar puertas abiertas que quieres cerrar con una segunda parte, culmina subtramas; La quinta víctima te deja con la miel en los labios, no puedes creerte que no haya más páginas y solo te deja la opción de ansiar la publicación del broche final de esta trilogía que, espero, esté a la altura de lo que esta historia promete.

En definitiva, tras una primera entrega introductoria que presenta al lector a un asesino en serie con mucho pasado y mucha chicha, nos sumergimos en una segunda que apunta a ser el nudo de la trama de esta trilogía y que como tal no da respiro. A la espera del desenlace no puedo más que recomendar esta serie a los amantes del género con la esperanza de que J. D. Barker nos regale un buen cierre.
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