Lo que el tiempo no nos roba ante nuestras narices, lo roban las circunstancias.
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Lo que el tiempo no nos roba ante nuestras narices, lo roban las circunstancias.
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Para Eigerman, las ideas brillantes y la evacuación estaban indisolublemente unidas. Siempre se le ocurrían sus mejores ideas con los pantalones bajados. Más de una vez, desde el wáter, le había explicado a alguien que escuchaba que la paz del mundo y el remedio definitivo contra el cáncer podrían lograrse durante una noche si los sabios y los justos quisieran sentarse a cagar juntos.
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Es un cuerpo creado a partir de la unión de distintas partes de cadáveres diseccionados, escrito por Mary Shelley a partir del reto literario de Lord Byron.