Microfísica sexista del poder: El caso Alcàsser y la construcción del terror sexual

Tengo la necesidad de empezar este comentario diciendo que, para mí, "Microfísica sexista del poder" ha sido un libro transformador. El trabajo que ha hecho Barjola no sólo es valioso como análisis y testimonio de lo que supuso el crimen de Alcàsser para las mujeres de toda una generación, sino como herramienta. Barjola, a través de este texto, nos dota de herramientas para enfrentar todos y cada uno de los elementos de los que se valen los relatos sobre el terror sexual para mantenernos disciplinadas, calladas, aterrorizadas, dóciles. Leer este libro ha sido, para mí, como traspasar una frontera, la frontera entre el relato disciplinario, y el contrarrelato que nos permite mirar al poder soberano de frente y enfrentar esa microfísica sexista que se extiende como la pólvora por todas partes, desde los bares hasta los platós de televisión, desde los periódicos hasta las charlas en las plazas. Mirar de frente a los mecanismos que oculta el relato significa contrarrestrarlo, digerirlo, desafiarlo.

Si eres de las que no se atreve a leer este libro porque no quiere encontrarse con otro relato sobre Alcàsser, déjame decirte que puedes leerlo tranquila. Barjola simplemente contextualiza, cuenta sólo lo necesario para analizar los mecanismos del terror sexual, y es muy cuidadosa para no reproducirlos. Es más: para mí, todo el libro de Barjola es una forma de confrontar los relatos sobre Alcàsser. Es una forma de pasar al otro lado del miedo, del horror, mostrando la estrategia y el funcionamiento del terror sexual y permitiendo, así, mirarlo de frente, entenderlo todo, enfrentar los mecanismos que nos mantienen aterrorizadas y buscar herramientas para sanar, tanto individual como colectivamente.

Porque para mí este libro ha sido sanador. Sólo puedo darle las gracias a la autora por pasar por la tarea terrorífica y angustiante de investigar para escribirlo, de comerse todo el relato completo para que las demás no tengamos que hacerlo. Pocas veces he sentido que una investigación académica tuviera una aplicación práctica y política tan, tan transformadora. Recomendadísimo.

Nerea Barjola habla en este libro de nosotras, de una parte esencial de lo que somos, de cómo nos han construido, de cómo el relato sobre el peligro sexual se generó y reforzó con el crimen de Alcàsser. Barjola nos da herramientas para analizar cómo los discursos públicos contribuyen en el mantenimiento y reproducción de las estructuras e impiden la subversión de las mismas por parte de cualquier movimiento que se atreva a cuestionarlas.
Yo no viví este caso, pero sí he notado sus consecuencias y he sido testigo de cómo las mismas prácticas, el mismo discurso, las mismas estrategias han sido empleadas de manera recursiva hasta hoy mismo. Lo he leído en unos días en que las televisiones trataban un caso de abusos y he ido viendo cómo el contradiscurso de Barjola era perfectamente aplicable. Plena vigencia en casos tres décadas posteriores, plena vigencia cuando se nos vende desde muchos puntos que ya lo hemos conseguido todo, que no queda nada por lo que luchar. La lectura de este libro ha venido a confirmar y dar base teórica a intuiciones que ya tenía y a abrir nuevos cauces de reflexión.

Leí el ensayo de la politóloga Nerea Barjola hace unos años, “Microfísica sexista del poder”. En él habla del Caso Alcásser y de la construcción del terror sexual; el año en el que explotaba el caso en los medios era el mismo en el que yo nacía y se instauraba uno de los mayores ejemplos de la disciplina del miedo como forma de control y adoctrinamento, lo que condicionó a toda una generación de mujeres. Niñas y mujeres de Alcásser habían necesitado asistencia psicológica frente al impacto de un relato que aleccionaba y creaba pánico culpabilizando y responsabilizándolas a ellas; un miedo que además se vivía en silencio y no se compartía, lo que dificultó que se trabajara la herida colectiva y la resignificación del caso.
Dice Nerea Barjola que el Caso Alcásser no es un suceso, es un régimen político.

Siento que tenemos la necesidad y el deber de hablar del miedo desde un nuevo sistema discursivo que no genere más violencia y terror a las mujeres.

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