Una mujer y dos gatos

2020, un año que nadie, en todo el mundo, podrá olvidar. El “annus horribilis” de toda la humanidad, una hecatombe global que cada ser humano vivió de manera muy particular. Ayanta, la protagonista, la autora, cuenta su día a día, desde aquel fatídico marzo que nos cambió la vida. Soledad, incomprensión, egoísmo, empatía, solidaridad, humanidad, ternura, delirio, un torrente de emociones, un diluvio de pensamientos, algunos de lo más irracional, que asaltaron, nos asaltaron a muchos, durante el confinamiento.
Ayanta, de profesión periodista, escritora, cuenta su situación, se declara rebelde, mentirosa, vulnerable, ansiosa, pero también libre en cada paseo que da tras su programa radiofónico, de vuelta a casa, atravesando las calles de un Madrid vacío, distópico, amable incluso sin coches ni turistas. Está sola, se ha separado de su última pareja, sus hijos están a miles de kilómetros de ella, está sola con sus gatos, Nina y Bowie, y no ve mejor forma de resarcirse de esa soledad que comenzar un diario en el que repasa su vida, detalles de un pasado que igual no vuelve jamás, del mismo modo que no volverán jamás todas aquellas personas que murieron. Escribir se convierte entonces en una terapia donde calmar la angustia, la incertidumbre, la rabia, pero no resulta trágico, ni deprimente, a veces incluso derrama optimismo y buen humor (el capítulo de la peluquería es muy divertido). El amor está presente siempre: el que siente por sus amigos, por sus hijos ausentes, por su padre, por su madre a la que apenas disfrutó…y por un hombre misterioso que siempre le gustó, y al que nunca hizo caso.
La novela, con capítulos algunos de ellos muy cortos, cortísimos (Cap. 41 Yo confieso, dos líneas), termina tras el final del confinamiento, con relativa esperanza, mucho amor y nostalgia. A pesar de contar las horas, semanas, meses trágicos del año COVID, no resulta angustioso, todo lo contrario, es muy entretenido, y profundamente vital. Un diario que podríamos haber escrito cualquiera de nosotros, pero que lo ha escrito ella, Ayanta Barilli.