Mr Gwyn

Dejó que pasara el tiempo sin darles prisa a las ideas que sentía llegar, escasas y en desorden, como gente desde una frontera.

Como suele suceder, tardaron un tiempo en acordarse de que cuando alguien muere, a los demás les corresponde vivir por ellos.

Los miraba. Durante mucho tiempo. Hasta que veía en ellos la historia que eran.

Jasper Gwyn decía que todos somos una página de un libro, pero de un libro que nadie ha escrito nunca y que en vano buscamos en las estanterías de nuestra mente.

Jasper Gwyn me enseñó que no somos personajes, somos historias...

Jasper Gwyn tuvo de pronto la límpida sensación de que todo lo que hacía cada día para ganarse la vida había dejado de ser adecuado para él.

La cosa duró un par de meses. Luego, cansado, volvió a vivir usual, pero al hacerlo fue presa al instante de la conocida evanescencia, y sin probabilidad de defensa lo asaltó un sentimiento de vacío incurable.