No, mamá, no

Jodie es la protagonista y narradora de No, mamá, no. Es una mujer, a finales de los años 70 en el Soho, Londres, que tras su segunda maternidad, se siente decepcionada, sola y apagada, y comienza a ser consciente de las múltiples carencias afectivas que tiene alrededor de su familia y de lo que ella cree que debería ser. A partir de aquí vamos a ir construyendo su realidad, el pasado que tanto ha afectado su persona, y sus deseos más humanos, más censurables, que a veces te acercan a ella y a veces te dan algo de miedo.

Partimos de que Jodie sufre una depresión post-parto que es ignorada por todos, lo que hace que su capacidad de sentir, intuimos ya algo mermada, desaparezca, produciendo en ella una abulia, acrecentada por toda la quietud que le rodea. Cuenta su día a día de una manera tan cansada y tan triste que hasta yo entro en sopor. La presión social que sufre es tal que hace que sea más consciente de sus carencias y de no acercarse a lo que debe ser una buena madre y esposa.

Es un texto muy curioso e intrigante. Está escrito en primera persona a modo de confesión personal sin ningún tipo de censura, en el que una mujer se dice a sí misma la repulsión que le produce esa maternidad porque su hijo es un niño no una niña, como ella quería, y por la falta de sentimientos hacia ese niño y hacia su realidad. Además, va contando cómo de repulsivo puede llegar a ser su matrimonio por la indiferencia que se muestran entre ellos. La condescendencia de David es algo que me ha llegado a asfixiar como lectora; con todo el egoísmo y repulsión que muestra hacia la situación, hacia ella y, realmente, hacia todo.

Añade a esto que estamos en un momento en el que todo lo que tiene que ver con la maternidad y los sentimientos que genera es tabú, o está falsamente coloreado. Una época en la que se espera de la mujer que gire su vida en torno a unos valores, algo arcaicos a pesar de estar ya en una era moderna. Esto me hace ser más consciente de lo especial y raro que es este libro y en lo que pudo suponer para la autora escribirlo.

Es un texto tan frío y tan íntimo que te deja sensaciones encontradas por toda la verdad que puede esconder lo que cuenta, toda la tristeza, aunque ella no la siente, y toda la soledad que impregna las páginas a modo de niebla que te avisa de que el camino que va tomando la historia puede llegar a ser muy frío. Estaba leyendo con la duda de si ella era capaz de sentir empatía, de si ella había querido alguna vez o de si ella sufría realmente por lo que le pasaba o solo sabía que debía sufrir.

Me he sentido manejada por la protagonista. En algunos momentos entendía el porqué de lo que sentía, su soledad, su miedo, su búsqueda irracional de la felicidad, tal y como ella pensaba que era, para luego hacer algo que colocaba al personaje tan lejos de mí, tan fuera de mi lógica, que me asustaba. Magníficas subidas y bajadas con el lector.

Fue toda una sorpresa descubrir que la autora, que solo escribió tres novelas y murió a los cuarenta años de un cáncer, tiene muchísimo que ver con el personaje que nos narra esta historia ya que, igual que ella, pasó algunos años de su infancia en un colegio de monjas interna, su madre falleció muy pronto, tenía una gran carencia de amor, vivía en el Soho, y fue enfermera antes de ser madre. Me surge la pregunta de qué fue lo que le llevó a escribir este relato tan crudo, tan visceral, a veces algo terrorífico. Aunque hable de ella y de lo que piensa, no lo hace de una manera dramática, no te remueve sentimientos, es otro tipo de sensación la que despierta en ti.

Como podréis intuir, es una lectura diferente, que despierta muchas sensaciones distintas según el lector, y que provoca, incluso, repulsión, incomprensión y miedo, aunque también comprensión, aceptación y cercanía. No sé. Tendríais que leerla para entender qué quiero decir.


Enlace: https://millibrosenmibibliot..

Apenas 170 páginas capaces de condensar: el aislamiento doméstico de las madres y cuidadoras, la depresión postparto, la normalización de la violencia sexual dentro del matrimonio, la precariedad y el mandato patriarcal, la pertenencia/dependencia del género, la amistad y el instinto maternal (o su ausencia, en este caso).

Y si os parece de actualidad, os diré que "No, mamá, no" fue escrita en los años 70. Una proeza. Inteligente, valiente y muy honesta. Verity Bargate se atreve a mirar la maternidad con franqueza y sin edulcorantes.

Sabemos muy poco de la autora, que comparte con la protagonista de la novela su breve carrera como enfermera y su infancia en orfanatos, así como una relación espinosa y sin sanar con una madre que murió muy pronto y que en vida no se ocupó de ella. No he podido evitar preguntarme cuánto más de autobiográfico habrá en esta narración.

Es precisamente ese señalado hecho de la niñez de ambas lo que hace a Jodie, la protagonista, desear tener una hija a la que entregar su pequeño legado. Pero la llegada de un segundo hijo varón la desilusiona y la aturde y comienza por primera vez a sentirse atrapada en su vida y en su matrimonio, del que apenas consigue escapar más que una vez por semana, cuando viaja en tren para encontrarse en otra ciudad con una vieja amiga, tan atrapada como ella, dependendiente y sometida a su pareja. Ninguna de las dos escapan a una constante y suspicaz vigilancia.

El malestar de Jodie da pie a variopintas interpretaciones psiquiátricas de un psicoanalista de tres al cuarto compinchado con su marido. El drama está servido. Y también el terror, sobre todo, el terror.

Esta novela me ha encantado, me ha hecho trizas, pero me ha encantado. La vida de Jodie ha pasado ante mis ojos como una película en blanco y negro, todo tan gris. Es que Londres es tan gris y tan frío... Solo cuando el sol brillaba en Brighton lograba ver los azules del cielo y el mar, de la misma manera que veía el alma de Jodie brillar.

Ojalá Verity Bargate no hubiese muerto tan joven y nos hubiera dejado más novelas, incluso una segunda parte de esta.

AC: VdX, gaslighting, pensamento homicida.
.
Contenta de que "No, mamá, no" caira nas miñas mans casi que de maneira fortuita, e á súa vez forme parte das mellores lecturas deste ano.
Pero..como poder contarvos aspectos deste libro sin adentrarnos na súa intimidade?
Implícitamente trata temas suxeitos á opinión crítica, pero non podo... revelaríavos demasiadas cousas!
.
A novela foi publicada en 1978 e a pesar das décadas de progreso, os temas que se tocan todavía siguen vixentes, pero dos que se fala tímidamente.
Verity Bargate escribe un relato sobre a depresión postparto a través de Jodie, que da a luz ao seu segundo fillo.
En Jodie florecen sentimentos moi heavis como a infelicidade, ante a desilusión de non ter tido unha nena. Este pensamento repítese varias veces na lectura como fruto do desapego materno. Necesitaba ante todo poder dar a esa filla todo o amor maternal do que ela carecía.
Alén diso, as esixencias psicofísicas de ter un bebé, a precariedade- dependencia económica,  o maltrato psicolóxico ao que está sometida, tamén son consecuencia do seu estado emocional, así se vai autodescubrindo ao longo da narración.
.
A protagonista transita por todo isto acompañándose das súas lecturas favoritas, a crianza, e a aparición de persoaxes coma Joy; unha amiga da adolescencia e Jack; un home ao que aínda non coñecéndoa de nada a abrazou moi forte.
.
Bargate adéntranos neste abismo da maternidade cunha narrativa abrupta e sen filtros, coas súas sombras. A maneira de relatar tívome en vilo dende o primeiro parágrafo, pois sabía que algo ía suceder pero descoñecía o cando e o como, e aínda que o intuía, ao final nada do que pensei se asemellaba, porque foi moito peor. 
Encantaríame que animadas despois desta reseña leeades a Verity e a comentemos, en espazos seguros, porque a pesar das súas 176 páxinas, Bargate condensa temas relevantes como a correspondabilidade afectiva, as expectativas da maternidade, a violencia de xénero nas súas múltiples formas, o descoñecemento da depresión postparto dende a area sanitaria, roles de xénero, a amizade e a unión dos homes contra as mulleres

Cuando hablamos de dolor hablamos también de la importancia de saber nombrarlo, de la ayuda que supone sentir que el propio también es un pesar colectivo, compartido.

No, mamá, no aborda cuestiones que a día de hoy casi parecieran estar empezando a tratarse, y lo hace partiendo de la idea de recalcar lo necesario de los vínculos y de una sororidad que nos permita narrar nuestra intimidad. Narrar la violencia obstétrica, la depresión, la manipulación, la pérdida de identidad de una mujer que solo es percibida en tanto que madre o esposa. Narrar los problemas inherentes a la institución familiar, matrimonial, médica, siempre poniendo en segundo lugar las necesidades o sentimientos de una protagonista, Jodie, que se define a sí misma como una mujer anclada al pasado y sin presente.

Verity Bargate escribía en 1978 una primera novela con la que a dar espacio a la contradicción, a poder sentir de diferentes maneras tu sexualidad, identidad o maternidad; una primera novela que empezaría, precisamente, con una madre desconcertada por la falta total de sentimientos al coger a su bebé recién nacido.

Todo sería más sencillo si no fuera porque Jodie, y todas las mujeres que aparecen en este libro, se sienten forasteras en un mundo creado por y para el disfrute masculino, un mundo que solo les permite sentir culpa. Siempre teniendo que responder a un modelo de belleza, de madre, de esposa, siempre deshumánizandose en favor de una idealización que no contempla que sangremos, que la leche se salga de los pezones en el período de lactancia.

Con esta novela Bargate plantea preguntas que aún no tienen respuesta clara. Una de ellas es cómo se puede contar el dolor si las personas a las que debemos confiárselo son las mismas que lo están infringiendo.

Jodie acaba de ser madre por segunda vez en dos años. Y no siente por ese niño, lo que se supone que debe sentir una madre por su hijo. de hecho, no siente nada. Su tan ansiada niña no ha llegado y eso la ha afectado negativamente. Una llamada de una vieja amiga hará que mire a sus hijos con unos ojos diferentes.

Escogí este libro porque cumplía con la premisa de un reto lector. El libro debía tratar el tema de la maternidad. Eso sí, lo cumple, con creces. Pero lo que no me ha convencido nada es la manera de tratarlo.

Yo no suelo abandonar libros, pero con este me lo he planteado seriamente.

A pesar de que hay que tener en cuenta que la novela está escrita en 1978, me parece que está muy estereotipada. Estigmatiza mucho la figura de la psiquiatría y de la depresión post-parto. Siendo una novela llena de clichés. Haciendo un flaco favor a cualquier persona que haya pasado por lo mismo. No creo que este libro ayude mucho a la hora de recurrir a la ayuda de un especialista.

Lo mejor del libro, por no decir que lo único que me ha gustado, ha sido la narrativa de la autora, una de las razones por las que no he abandonado el libro. Su manera de escribir, si me ha gustado, me gusta su manera de expresar lo que siente Jodie a lo largo de la novela, trasmite mucho.

El final me ha resultado demasiado precipitado.

El libro está escrito en primera persona. A mí me ha parecido un monólogo interior de la protagonista. Con la que a pesar de saber que lo está pasando mal me ha sido imposible empatizar, no he logrado hacerlo en ningún momento.

Es una novela que no puedo recomendar. En definitiva, no ha sido para mí. Va de lleno a mis peores lecturas del año.