En la casa vacía

Este libro la verdad es que para mi ha sido un "luces y sombras" en toda regla. En la casa vacía trata la historia de Eva, una mujer que ha sido maltratada y siente dolores insufribles que no le permiten llevar una vida feliz como debería llevarla a su edad. El dolor y la mente no le dan tregua y se ve forzada a llevar una mala vida para poder sobrevivir al día a día. de repente sus planes se truncan y tiene que volver a la casa de su infancia, con un par de pertenencias y su mascota bajo el brazo, teniendo así que enfrentarse a sus demonios. La historia está dividida en tres partes. Realmente es un libro muy sencillo de leer, aunque está escrito de un modo en que a veces te pierdes, ya que se repite o se contradice en algunos puntos y eso te hace dudar y volver a releer por si no has entendido bien. Para mí las dos primeras partes se me hicieron algo tediosas. Se usan frases muy cortas y de un modo un tanto robóticas y que esté escrito en primera persona no ayuda, pero la tercera parte ya es otra cosa. Empiezas a verle sentido a la historia, todo lo que no entendías en las dos primeras partes las entiendes en la última, aunque como he dicho antes, hay veces que se repite y se contradice y te quedas un poco en el limbo. La tercera parte es sin duda lo que querías leer desde el primer minuto, un poco menos de caos y un poco mas de historia. Aunque el final no era el que me esperaba, creo que era el mejor final para el libro y me gustó la elección del autor con respecto a ello.

Hoy os voy a hablar de mi última lectura, una novela marcada por el estudio de un personaje, una obra oscura, dura, cruel, dolorosa, donde se tocan temas sociales y donde la propia piel molesta.
Manuel Barea nos presenta En la casa vacía, un título contrapuesto a los momentos duros que vivimos como sociedad donde precisamente lo que no está vacío son las casas.
Narrada en primera persona conoceremos a Eva, una mujer que convive con el dolor físico y el espiritual, una mujer que se marchó de casa y que desde entonces ha ido de trabajo malo a otro peor durante diez años, una vida sin alicientes donde la monotonía del día a día la están apagando y a su vez la ira interior se empieza a abrir camino.
Una historia no falta de ternura, de denuncia social sobre el trato a las mujeres, la precariedad laboral, la religión y el dolor que solo se puede expresar en forma de agua saliendo por los ojos y enturbiando la mirada.
Todo se complicará cuando la casera del lugar donde vive la echa por no pagar, ese momento la marcará a volver a la casa que abandono, a ese pueblo donde ya se había marcado su destino y con una opción frente a sus ojos… aceptar lo inevitable o probar algo diferente.
Debo destacar, y espero que el autor me lo permita, que me ha llamado más la atención su prosa que su fondo.
Esta historia está dividida en tres partes, las dos primeras son como poesía sin métrica medida, frases cortas, breves, como golpes secos encima de una mesa de madera. No hay florituras, dice lo que quiere decir ni más ni menos, la prosa es muy concisa, clara, directa, es como si le dijera al lector esto es lo que hay y es lo que os voy a contar, no busquéis más que no lo vais a encontrar… aún.
La tercera parte cambia radicalmente, es como un párrafo sin fin, un final inesperado que en cierta manera llevará al lector de nuevo al principio de todo desde el propio fin.
Este final llega a dar vértigo, toma un aire in crescendo, su velocidad es como de cero a cien en el giro de una página, un hecho que personalmente no había encontrado en ninguna lectura anterior.
Una lectura que nos lleva al principio como yo ahora os intento llevar a la portada, donde una mujer, nuestra Eva, en un primer plano y solo marcada por su sombra interior nos presenta unas ventanas medio cerradas, unas casas sin vida, un reflejo triste de su propia existencia.
Felicitamos a la Editorial Alrevés por sus diez años de brillantes lecturas, de sus apuestas por la cultura de proximidad y por su gran equipo humano. Gracias por pensar en el lector.

Enlace: http://lapetitallibreria.blo..

Antes que nada, agradecer la oportunidad de Masa Crítica de poder reseñar este libro.
Al principio me costó el estilo del autor, frases muy muy cortas, brevedad brusca, poética, páginas que se leen rápidamente, con un ritmo frenético y narrada en primera persona, pero una vez te adentras en la historia de Eva, una mujer con una vida muy dura, maltratada y con dolores extremos que complican su día a día, la forma en la que está escrita no te importa tanto como sí lo hace su historia.
La trama tiene un desarrollo interesante dividido en tres partes. La tercera y última parte me ha parecido la mejor, la historia cobra fuerza en el momento en que nuestra protagonista regresa a su casa de la infancia, enfrentándose a su pasado.
Con un final imprevisible, es un libro que, pese a que en su inició no me acabó de atrapar de inmediato como me gusta que ocurra, merece la pena leer.

Eva lleva diez años malviviendo con empleos de todo tipo, desde camarera a chapuzas a domicilio, oscilando a diario entre la resistencia y la apatía. Pero esto casi no le da para vivir y, cuando el dinero se le termina, debe regresar al hogar familiar. A aquel que abandonó sin mirar atrás y al que nunca hubiera querido volver. A la casa vacía.

Esta ha sido mi primera experiencia con Masa Critica, la iniciativa de Babelio, y no he tenido suerte. La historia en sí es dura y está escrita en un lenguaje que no facilita la lectura, a lo que se unen los días complicados que estamos viviendo. No suele costarme empatizar con personajes marginales pero reconozco que, en este caso, no he logrado ponerme en la piel de Eva y hacer mía su situación: he tenido que hacer un verdadero esfuerzo de voluntad para acabar este libro. del que su autor dice, en los agradecimientos, que es "una obra de ficción basada en acontecimientos verdaderos".

Agradezco a Editorial al Revés y a Babelio por el envío de este ejemplar.
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