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El mayor encanto de este libro, además de lo preciosa que es la edición ilustrada, reside en ser un libro ficticio, de un mundo igualmente ficticio, que se hace real en el nuestro. Las historias son brevísimas, algunas mejores que otras, y no aportan demasiado, pero lo que destaca realmente es el cuidado con el que se nota que se ha hecho, a modo de libro devocional plausible. Entre las numerosas historias breves, me han gustado más que el resto unas cuatro o cinco (incluidas las dos últimas). Hay de todo, pero en general son moderadamente entretenidas. Eso sí, no creo que sea un libro para leer del tirón, ya que puede saturar un poco tanto cambio de vidas. Recomiendo ir leyéndolo a ratos, admirando las ilustraciones con tranquilidad, porque la mayoría son una preciosidad. En definitiva, un libro muy bonito que complementa estupendamente la trilogía Grisha. |
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