Esta es una novela que no deja indiferente al lector. En forma de crónica, la historia va cogiendo forma poco a poco, y, aunque desde un principio se sabe cómo van a acabar esos treinta y dos niños, el autor nos destapa un final precioso y sorprendente. La originalidad de esta historia no sólo radica en cómo está contada, sino también en la historia en sí misma: que un simple grupo de niños sea el quebradero de cabeza de una ciudad entera por su violencia es algo inaudito. Y es que hasta ahora los violentos y crueles siempre han sido los adultos. Es decir, se toma la frase ‘El hombre es bueno por naturaleza' y se le da la vuelta, o quizá varias vueltas, para llegar a pensar si la maldad ya puede venir desde el nacimiento de una persona. Esta es una novela corta que se lee muy rápido, pero que hace pensar al lector durante y después de su lectura. |