—Te quiero —dijo él con la voz que se entrecortaba por el peso de tanta emoción—. Nunca querré a otra. Siempre has sido tú. Gracias a Dios que encontraste el camino de vuelta hacia mí. No vuelvas a alejarme, Gracie. No puedo vivir sin ti. Estoy incompleto sin ti. Llevo vacío los últimos doce años y no quiero volver a vivir así nunca más.
|