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Más que un ensayo o unas memorias, este libro es una recopilación de recuerdos. Puede parecer lo mismo, pero para mí no lo es... Banana Yoshimoto nos comparte en este libro algunos momentos que forman parte de su vida: anécdotas vividas en otros países (sobre todo Italia), personas a las que asocia un sabor particular, su relación con animales y plantas, añoranza de tiempos pasados y personas concretas que trató alguna vez, objetos a los que se les toma cariño sin saber por qué... Un montón de trocitos de vida que sin orden ninguno van presentándonos a la autora. Incluso el orden algo caótico en el que están colocados los diferentes capítulos nos dice algo de ella. Y cuando estaba convencida de que esta lectura no me iba a ofrecer nada más que recuerdos aleatorios, de repente, la autora plasma sobre el papel sus opiniones más sinceras sobre la vida, la sociedad, las nuevas generaciones, la maternidad, el instinto, la empatía, lo deshumanizado que se está volviendo Tokyo, y algo que me ha llamado mucho la atención, la presión que sienten las mujeres japonesas sobre todo debido al paso del tiempo. Me ha gustado mucho conocer su punto de vista sobre aspectos tan diversos de la vida. Creo que a medida que se avanza en el libro, vamos entrando un poquito más en sus sentimientos y los capítulos finales hay momentos en los que te pondrías a llorar con ella. Pero sobre todo, lo que más me ha calado de este libro (porque es lo que más repite) es su concepción de la vida como un buen montón de recuerdos, cuantos más mejor, cuanto más personales mejor, para estar seguros de que cuando lleguemos al final, más allá de si hemos tenido éxitos o si hemos tenido más momentos tristes o felices, al menos poder estar seguros de haber vivido una vida única. |
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