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Crítica de Beatriz_Villarino


Beatriz_Villarino
02 December 2018
Acabo de leer Permafrost, me lo ha regalado mi hija y espero de todo corazón que nuestra relación no haya sido como la que la protagonista mantiene con su madre. Lo espero porque al leer Permafrost he sentido unas ganas inmensas de escribir sobre mis emociones; en muchos casos me he sentido identificada, en otros no, afortunadamente, pero si me decido a escribir será, como siempre, para mí misma (curiosamente también el psicólogo me “recetó” que escribiera cuando me sintiera mal, y va bien; al final dejas de pensar en lo que te atormenta, aunque sea por el hecho de no tenerlo que escribir de nuevo).

Siento, como la protagonista, que todo lo que nos va pasando a lo largo de nuestra vida se va quedando en la mente, es como posos de un café que tomamos hace mucho tiempo y cuesta trabajo quitar, están ahí, forman parte de nosotros y de nuestra identidad.

También estoy de acuerdo con ella en que la personalidad se forma con ayuda de quienes nos rodean, por eso debemos dejar de lado a aquellas personas que nos hacen sufrir, aunque a veces sea demasiado tarde, o nos dé miedo enfrentarnos a determinadas situaciones que ya están marcadas por estereotipos sociales ¿qué van a pensar de nosotros si actuamos como queremos? En fin, no voy ahora a hablar de mis obsesiones, a pesar de que al leer esta novela he descubierto que son bastantes.

Leer Permafrost es como varias sesiones con el psicólogo pero todas juntas, sin dosificar, de forma que el cuerpo se va quedando helado hasta que, de manera catártica, rompemos esa capa de hielo, y nos reímos… Porque Eva Baltasar consigue tratar temas universales como la angustia ante la vida, la incomprensión, los complejos, la depresión, las pesadillas, el suicidio, la madre absorbente, el padre despreocupado, el sexo, el amor… y tanto dolor queda expuesto a veces con ironía, muchas otras con humor y siempre de forma poética. Aunque no faltan las críticas a una sociedad que hace sufrir a todo el que se sale de la norma, impuesta por otro lado, hace cientos o miles de años y en sociedades totalmente distintas a la actual

Entenderla es más fácil de lo que ella cree. En cambio comprenderla es tan indeseable como cultivar gusanos en una úlcera. Según ella, una lesbiana solo tiene suficiente estabilidad para hacer la mona (de Pascua)

Tampoco faltan las críticas al organismo médico estatal, falto de preocupación por el propio Gobierno «Para mayor seguridad anulé la visita al dermatólogo y reinicié el proceso. Tenía por delante diez meses de espera».

La novela es un monólogo interior, de ahí que los diálogos, cuando aparecen, estén construidos en estilo libre. Hay alguno en estilo indirecto, básicamente cuando se trata de su sobrina «“¿Quieres que te cuente cosas, tía?”, me pregunta mi sobrina desde la cama». Creo intuir por qué ese cambio cuando se trata de la niña, pero lo dejaremos para comentarlo más adelante.

En principio la protagonista piensa, más que relata, en el porqué de su continuo malestar, la familia es el principal motivo, algún problema con su hermana porque le achaca falta de sinceridad y madurez consigo misma

“¿Iglesia? ¿Te vas a casar por la iglesia […] Antes la veo en una reserva de la biosfera, un zigurat, un santuario sintoísta […] “Claro. Queremos una boda romántica…

con su padre, porque no se ha preocupado por ellas, sus hijas,

A papá le basta con saber que estamos- bien- de- salud.

y sobre todo, con su madre, demasiado obsesiva, demasiado absorbente, demasiado dura con ella, tanto que la ha traumatizado desde pequeña

El escritorio era de madera de pino y tenía una cubierta blanca a prueba de niñas. “Es para hacer los deberes […] Ni pintar ni recortar ni pensamientos de utilizar el cúter. Por cierto ¿dónde está el cúter? ¿No debería estar aquí? ¿En el bote? ¿Con las tijeras? Busca el cúter y déjalo en su sitio” Con las tijeras

¿Es por eso por lo que en ningún momento sabemos su nombre? Es como si no tuviera identidad, de ahí que le asuste tomar decisiones, crear vínculos, comprometerse de verdad

Legalizar el matrimonio homosexual ha sido una gran cosa, no lo discuto, pero a mí ya me iba bien antes.

de ahí que disfrute de su soledad y de las innumerables maneras de salir de ella, siempre en forma de suicidio

Un suicida con éxito es hoy un héroe

Al tratar este tema tan serio bajo el punto de vista humorístico nos damos cuenta de que ese suicidio es otra circunstancia que ella acoge simplemente en su fantasía, aunque nunca tenemos plena certeza

…una ya no puede ni endilgarse un hueso de aceituna por el tubo equivocado, te forzarán a escupirlo aunque tengan que partirte las costillas y perforarte un pulmón.

y la tensión va en aumento conforme van pasando los capítulos. También, fruto de la tristeza continua, se desarrolla en ella una sensualidad extrema, es como si sólo viviera para obtener placer, aunque sea efímero, por su falta de compromiso y, en ocasiones, falta de integridad hacia ella misma

Mentir es una manera de resistir, una estrategia de camuflaje para individuos socialmente poco agresivos como yo.

No se puede culpar continuamente a los demás sin hacer algo por salir del agujero en el que nos encontramos. Y ella no hace nada excepto huir, no se enfrenta a lo que realmente le ha hecho daño, no se enfrenta a su familia, huye de ella y al querer borrar el problema sin desafiarlo vive en un constante vacío existencial.

“Pues vete de au pair y podrás tirarte el día leyendo” Solo tendría que llevar a los niños a la escuela […] Además, cabía la posibilidad de que recibiera un pequeño sueldo. Quizá sí, pensé. Quizá sí

La epanadiplosis con la que termina su reflexión consigue reforzar la idea de huida. La apatía derivada del sentimiento de soledad hace que sufra un constante desorden emocional, agrandado paradójicamente por los diminutivos «Cardrona es microbiano, una discreta acumulación de casitas en un ilimitado campo de golf, como el montoncito de tierra que indica la presencia de un hormiguero en un descampado».

La protagonista tiene una idea preconcebida de la vida, idea angustiosa que desea borrar hasta que todo quede en línea recta, sin fisuras, sin altibajos. No le atrae lo real, ella busca un equilibrio propio; más que buscarlo desea encontrarlo, y está claro que en una sociedad no hay equilibrio, no existe la perfección, al menos no la misma armonía para todos, porque el ser humano es diferente, siempre habrá algo que desee y no tenga, y nos haga pensar en injusticias, en asimetrías, en nepotismo. Así pues, ella se deja llevar por lo que le va sucediendo e intenta darle forma, pero es una forma efímera, como la que aparece en el sueño, por eso no deja que su obra permanezca, por eso vive en un esfuerzo constante. Vive sus traumas, uno tras otro y cae una vez tras otra hasta que logra salir de ellos; eso esperamos, aunque sea a costa de las desgracias de los demás.

Conforme leemos los capítulos nos damos cuenta de que están escritos de manera caótica, no siguen una linealidad, tienen saltos en el tiempo, como el pensamiento; esta forma de escribir creo que define asimismo a la protagonista innominada, su caos interno puede venir de su complejo de inferioridad, se siente insignificante respecto de quienes la rodean, de quienes la aman incluso, por eso deja a todas sus parejas, no es capaz de mantener una relación seria con ninguna mujer, «hay mujeres que me hacen sentir absolutamente lesbiana», a pesar de que le hayan dado muestras de verdadero amor, a pesar de que le hayan pedido matrimonio, a pesar de que se hayan intentado —alguna sí, de verdad— quitar la vida al ser abandonadas

No hay nada peor que sentirte exclusividad de otra persona, tener que oír, reducida a pieza de lego, que eres decisiva en la felicidad o infelicidad de otra persona. ¿Nos hemos vuelto locos? […] tuve que asistir a automutilaciones y eso era mucho peor. “Si de verdad quieres abrirte las venas haz los cortes en vertical de una puta vez ¡y déjame tranquila, joder!”

El caso es que ella no se siente merecedora de mujeres que la sobrepasan en belleza, inteligencia, posibilidades económicas, así que una vez agotado el mero placer, las deja, no quiere más responsabilidades, ha cumplido las expectativas con las que fantaseaba. También presiente, o siente la muerte como una forma de amor, algo que atrapa al cuerpo por sorpresa «Que lo pille desprevenido, pues». Esta reflexión convierte a todas sus preparaciones suicidas en paradoja «Me refiero a que no será accidental, habrá una intencionada voluntad, una orden ya escrita. Llegado el momento será sólo cuestión de ejecutarla».

En otras ocasiones la paradoja deriva de la ironía, la falsedad con la que nos enfrentamos a situaciones usuales, cotidianas, que viene incrementada en el libro por la escritura automática, sin puntuación ni signos ortográficos. A la protagonista le da igual lo que ocurra a su alrededor, no medita, es como una autómata que dice lo que tiene que decir «Activo mi formato de voz agradable».

Cuando no piensa en suicidarse sus razonamientos son bastante coherentes, de hecho creo que da en el clavo en todos, o casi todos. La percepción anafórica del tiempo es distinta a la catafórica, por eso, durante la juventud vemos delante de nosotros un futuro negro ante cualquier error, creemos que no hay tiempo para subsanarlo, hasta que llega ese futuro y al convertirse en un presente con menos futuro, las expectativas se abren como un abanico «¡Demasiado tarde para las Bellas Artes! sollozaba. A los veintitrés crees que ya es tarde para todo. No es hasta los cuarenta cuando te percatas de que aún estás a tiempo, si no de todo, al menos de todo lo que importa».

Y, efectivamente, a ella le llega un futuro agridulce, pues dos seres antagónicos, como ella, incapaz de disimular su angustia y su sobrina, incapaz de disimular su esperanza, reanudarán este ciclo opresivo, maravilloso, que es la vida.

Formalmente es una novela, pero Eva Baltasar nos ofrece poesía, así que podríamos calificarla de prosa poética; contiene todos los elementos de una historia, trama, personajes, narrador, diálogos, y no obstante predominan los recursos poéticos; en un mismo párrafo se acumulan personificaciones, comparaciones, metáforas y oxímoron «La humedad tiene la manía de introducirse en las partes más vulnerables del cuerpo. No la tolero. No sé vivir con ella, no sé hacerlo, penetra hasta rincones insospechados de mi interior, como una lava untuosa y helada». Las hipérboles aparecen como entes magnificadores de lo cotidiano «El suplicio siempre culminaba en una suerte de coma que me dejaba tirada al fondo de todo de un profundo sueño» (la menstruación). Las comparaciones son, a veces, imposibles «Sus ojos eran formidables […] palpitantes como fetos». Capítulos que, por sí mismos, forman un microrrelato, como el 13. Capacidad absoluta para unir metáforas poéticas a un vocabulario vulgar «Adoro, adoro las manos de mujer […] los dedos agudos, la movilidad casi musical de las coyunturas […] En realidad quien lo repetía era mi coño». Facilidad para las aliteraciones que acrecientan el ritmo «pensador impenitente», o desenvoltura a la hora de incluir un léxico técnico en imágenes humorísticas antitéticas «Soy una gran amante de las diaminas cadaverina y putrescina. Los aminoácidos en descomposición, ¡qué gran fuente de vida!». Metáforas engrandecedoras, comparables a un neopetrarquismo «estar con una mujer es como sacar la cabeza al exterior y descubrir que de verdad has excavado esos seis metros que quedaban». Cosificaciones humorísticas basadas en la pintura «Pienso en Paul Klee, en El cuento del enanito […] Qué lástima no haber hecho Bellas Artes, tengo a mi hermana tan desaprovechada como una cesta de Navidad en casa de mamá». Metáforas sinestésicas inverosímiles «Y lo preguntaba así, en cursiva, porque ella era capaz de aplicar estilos al habla». Las anáforas, los paralelismos y enumeración afirman, asimismo, un aire poético «Cuando bajo a comprar […] Cuando voy a nadar […] Cuando…» que culmina en la propia autora, capaz de ver belleza, paradójicamente, como su protagonista, en cualquier situación «No era guapa, pero el sol de la mañana entraba […] que casi la atravesaba […] y la revestía de una belleza que sin duda no tenía fuera de la consulta».

¡Bravo, Eva! Podría estar hablando del libro días y días. de hecho es de los que han de releerse de vez en cuando.

Enlace: http://elblogaurisecular.blo..
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