Una roca en medio del mar, al raso y bajo la influencia del sol y los temporales que acontecen en aguas abiertas. Impasible, dura, solitaria, Boulder es así, o esto cree desde la cocina de un barco mercante com el que navega por la costa chilena. Una soledad que no puede mantener cuando, en una de las paradas, a Chaitén, descubre el calor de otro cuerpo que la atrapa como una tela de araña. Un amor que la llevará a la otra punta del mundo, reinventando su vida hasta donde nunca hubiera imaginado aquellas noches que fumaba a la proa del barco. La protagonista de la segunda obra de Eva Baltasar tampoco cae bien al lector, pero lo engancha y lo atrapa con una personalidad que cambia los límites de la feminidad y rompe con los estereotipos de género y maternidad. Una historia con muchas lecturas dónde – en menos de 150 páginas – se rebusca entre la trampa del amor, el peligro de la anhelada cotidianidad o, entre otros muchos conceptos, la maternidad absorbente o excluyente y vista desde otras miradas. Boulder se ve atrapada en una vida que no es suya, que cada vez la aleja más del amor y la ahoga, que le lleva a buscar auxilio en donde había sido feliz, en medio del océano. Después de despertar el interés de muchas con 'Permafrost', Eva Baltasar vuelve con una novela muy aclamada que habla de soledad y deseo, de miedos inherentes a los vínculos o a las dudas cambiantes que nos acompañan durante toda nuestra existencia. Ha sido un libro fácil de leer, que engancha, como la prosa poética de Baltasar, que te da a probar una miel tan dulce que hace que la trama se relegue a segundo plano. Esperaremos con ansia el tercer libro. |