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Hay libros que me calan profundo, me movilizan internamente todas las emociones y me traspasan. Este es uno de esos libros y se ha convertido en uno de mis favoritos de este año. Lo sentí en el pecho, un vacío hondo me acompañó muchas páginas, y al mismo tiempo me reí un montón y disfruté la lectura. Este libro se ancló en mi corazón. Tres hermanos, Klass, Kees y Gerson, pasaron su infancia entreteniéndose con un juego inventado que llamaron Negro. Cerraban sus ojos, elegían una meta e intentaban llegar a tientas. Blancas son las flores de los perales que embellecen el camino que les va a cambiar la vida. Klass y Kees, gemelos, son la voz narradora principal de esta historia familiar que toca vibras profundas, generando empatía, anhelos, nostalgia, humor y dolor. El devenir está lleno de claroscuros, heridas que subsisten y ni el tiempo podrá sanar. Un relato que invita a la reflexión y a abrazar los rumbos ineludibles de la vida. Gerbrand Bakker pinta con su prosa sensible el paisaje, sus sonidos y nos hace emocionar intensamente junto a esta familia. «Los perales tienen la flor blanca» es un libro conmovedor, absolutamente hermoso, luminoso y doloroso. |
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