Me encantan los gnomos desde que, de niña, vi una preciosa serie de dibujos animados, así que imaginé que este cuento sería igual de bonito pero, aunque la historia está bien y la idea es buena, necesita una revisión porque Fernando Bain no tiene nada claro cómo plasmar los diálogos, usar los signos ortográficos ―como los guiones, por ejemplo― y abusa en exceso de las exclamaciones. Lo cual siendo un relato para niños me parece especialmente importante porque, poco a poco, aprende gracias a libros como este.
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