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La historia de este libro comienza de una manera bastante cómica, pues es una chica llamada Roxy quien va vestida de conejita rumbo al departamento de un chico para cantarle un telegrama humillante con remitente de una conquista de la noche anterior. Pese a que la canción es bastante humillante, Louis queda perplejo con la conejita, se genera un deseo sexual. A partir de entonces, intentará buscarla y saber más sobre ella. Como estarán leyendo la sinopsis, este es uno de esos libros que se leen en un rato de ocio o para buscar una lectura ligera. Desde un principio Bailey no está proyectando los personajes, la historia y podemos imaginarnos cómo terminará todo. Pese a eso, la autora logra entretenernos. La prosa de erotismo no es exagerada ni rebuscada sino que es sencilla, pero sí que engancha. Esas escenas podrían provocarte escalofríos de tan sólo leerlas. Por otro lado, me ha encantado el estilo de humor de la autora; no pude evitar echarme a reír de vez en cuando con los diálogos de los personajes. Respecto a los personajes, debo de decir, que difícilmente había leído una novela erótica donde el protagonista masculino me simpatizara y no tuviera toques tan machistas. A Louis se le nota un aire protector, con deseos de agradar a Roxy y buscar lo mejor para ella. Lo malo de esta novela son dos cosas: Primera; el que sea una trilogía. No entiendo de qué serán el resto de las entregas porque veo la historia demasiado simple como para seguir escribiendo sobre ella. Y en segunda, es una historia llena de clichés donde el lector puede imaginarse lo que sucederá después. Diría que es más bien una historia para entretenerse durante un rato, pero con respecto al género cumple, pero no innova lo suficiente para hacerse memorable. |
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