 |
Cuando uno se adentra en la lectura de un cuento tiene que dar por sentado que ante sí se abre un mundo lleno de terribles criaturas que están ahí para llevarte a la oscuridad. Mundos tenebrosos que esperan a que te pierdas en el camino y cuya finalidad dista mucho de la de acogerte para tu bienestar. Lobos, brujas, duendes, criaturas siniestras...se acercan a seducirte ofreciéndote aquello que más deseas pero que, en realidad, esperan a que aparezca la oscuridad para revelarte sus verdaderas intenciones. La historia que nos narra En el bosque oscuro es uno de esos cuentos y se enorgullece de serlo. Nos cuenta la vida de una pareja unida por la fascinación de una de esas fábulas que les atrapan desde un comienzo y que originará en ellos una vida de ensueño en el que vivirían felices para siempre. Pero no siempre los cuentos tienen un final así y pronto les llegará la tragedia para examinar si el amor que existe entre ellos es tan fuerte como pensaban. Así nos plantea Dale Bailey un paseo por dos mundos oscuros que están más unidos de lo que en un principio aparentan. Uno de ellos fascinante, lleno de bosques tenebrosos con árboles que se retuercen a tu paso y criaturas de leyenda que anhelan acercarse al mundo de la luz mientas que, por otro lado, nos baja a una realidad devastadora en la que la tristeza y la culpa suponen una infatigable trituradora de sueños. Y es que, aunque toda la novela se centra en mantener el misterio que envuelve la creación de ese peculiar cuento que une a nuestros protagonistas, en descubrir cuanta verdad se esconde tras sus páginas y en borrar las líneas que separan la realidad de la fantasía...en realidad la historia se va oscureciendo poco a poco mientras vamos comprobando lo destrozados que están los personajes por dentro. Eso tiene sus riesgos porque el juego que el autor te propone no termina de definirse, alternando entre una historia de fantasía a otra dramática sin decantarse por ninguna de ellas. Claro está que desde el comienzo de la novela ya te va advirtiendo de eso, de que todo lo que lees no deja de ser un ouróboros en el que tu mismo, como lector, formas parte del juego. Habrá quien se pierda en esos mundos tenebrosos y otros se quedarán en la no menos oscura realidad. Pero si solo te aferras a uno de ellos, te quedas a medias. Eso no quita que en todo momento la historia te seduzca por sus tramas y, sobre todo, por la ambigüedad de sus personajes, pero al final todo parece muy precipitado y, por qué no, muy de fábula. al fin y al cabo el autor advierte desde el inicio que nos encontramos en uno de esos cuentos que tanto nos gusta. Pero no siempre un beso puede devolver la magia. |
>
