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Kirsti Baggethun (Traductor)Asunción Lorenzo (Traductor)
ISBN : 8479607777
222 páginas
Editorial: Ediciones de la Torre (15/04/2016)

Calificación promedio : 3.75/5 (sobre 20 calificaciones)
Resumen:
Recuperamos para el lector español la obra cumbre de este gran escritor noruego, marcado por la tragedia personal, ideológica y política. El protagonista de 'Hambre' no tiene nombre, no tiene edad, no se sabe nada de su origen o de su familia. Es un hombre sin pasado, arrancado, como una planta, de su contexto y lanzado al anonimato y la hostilidad de la gran ciudad.
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Críticas, Reseñas y Opiniones (8) Ver más Añadir una crítica
WSinclair
 11 August 2021
Leo Hambre, de Knut Hamsun, y me quedo sorprendido porque, al terminarla, me he dado cuenta de que hace justo un año leía La bendición de la tierra, su conocida ‘opera magna'. Así que, bajo el cielo de agosto de 2020 y de 2021, no puedo dejar de comparar ambas novelas.

Frente a los vínculos familiares de la bendición de la tierra, en Hambre encontramos a un hombre solo, perdido en mitad de una ciudad monstruosa, laberíntica y anónima, que se despliega a los ojos del lector como una pesadilla sonriente y feroz. Hamsun construye una historia en la que la única relación humana está tamizada por lo económico. El protagonista no tiene otras preocupaciones ni otros motivos que encontrar un trabajo, ganar dinero, pagar el alquiler y, sobre todo, poder comer. La noción de communitas no existe en Hambre; todo es una societas implacable que desborda al protagonista. En La bendición de la tierra leemos sobre el amor familiar, sobre las relaciones de vecindad amistosa, ¡hasta sobre los celos y las rencillas!, pero, ante todo, conocemos a los personajes por su nombre dentro de la colectividad. La comunidad, mejor o peor, está ahí, los seres humanos tejen su historia en un entorno muy concreto. En Hambre, sin embargo, ese entorno carece de rostros conocidos; el protagonista está solo, está perdido, y nadie lo ayuda; y, por su orgullo y su irracionalidad racionalista, él tampoco se deja ayudar; sus relaciones con los demás son mecánicas y absurdas; no hay una comunicación ni un intercambio reales. La sensación durante la lectura es de ausencia de calor humano…, es más…, la omnipresencia de la frialdad humana. En parte me da bastante miedo verme como el protagonista de Hambre: porque no solo está hambriento, sino que está desesperado y, sobre todo, está solo.

Esto me lleva al tema de la impotencia. El protagonista hace lo que puede por vencer el hambre y la pobreza, para dormir bajo techo y amanecer caliente; pero, en último término, nada depende de él. Sus esfuerzos por conseguir un trabajo, por escribir un buen texto y obtener un dinero por él… ¡Sus esfuerzos son suyos, pero no los resultados de sus esfuerzos! La ciudad —el mundo— es demasiado grande e impersonal, sus ritmos son otros y también son otros sus intereses, y por eso las acciones del protagonista no conllevan una consecuencia. ¿Quién sabe si le responderán a su solicitud de empleo? ¿Quién sabe si algún editor llegará a leer su texto? Cuando un ser humano ha perdido los vínculos directos con su entorno, cuando sus acciones han dejado de repercutir directamente en el “tú” y, sobre todo, cuando los esfuerzos de un hambriento solo dan fruto en un mercado de trabajo que aliena sus capacidades —Hambre nos habla, desde cierto punto de vista, el obrero que se vende a sí mismo por sobrevivir, y que ni consigo mismo se basta—, entonces lo normal es un estado de incertidumbre y desesperación psicológica que desequilibra los pensamientos y hace oscilar el alma entre la euforia y la angustia, varias veces a lo largo del día y cientos de veces a lo largo de la semana. En otras palabras: las personas nos volvemos locas cuando nuestras acciones no dan el resultado que necesitamos y esta circunstancia ni siquiera depende de nosotros, sino de un mercado de trabajo que bien nos explota si nos considera útiles, o bien nos excluye si nos considera inútiles.

En esta situación, un ser humano no tiene más norte que el de las necesidades económicas y, por ende, se pierde todo valor subjetivo, toda dirección propia de la vida y expresión de la voluntad. El hombre se hace esclavo de su estómago, y este se hace esclavo de las monedas.

El protagonista tiene hambre, y los efectos del hambre son palpables en su conducta cada vez más desnortada, en sus pensamientos cada vez más desorbitados, en su sufrimiento interior cada vez más acerado. Pienso que la novela es expresión del sufrimiento, y pienso que el novelar, el escribir, el hacer literatura, es expresar y sublimar el sufrimiento. Hamsun pasó hambre, y la experiencia humana de su hambre ha quedado plasmada en esta novela. Por ello creo que, en el trabajo literario, tan importante es lo emocional como lo lingüístico; lo primero aporta la materia y lo segundo le confiere eso que llamamos “belleza” y ganas de leer. El trabajo emocional es, pues, fundamental, y sustenta todo el edificio novelístico que busca expresarse; en este caso, el sufrimiento causado por el hambre. El escritor es, así, un escultor de emociones: su materia prima es su interior, su material de trabajo es el lenguaje; y no hay literatura sin uno u otro.

Esta “expresión subjetiva de la experiencia” se me antoja más convincente todavía cuando el título de la obra no es más que un lacónico «Hambre», tan simple y estéril como una entrada de diccionario. Su definición es subjetiva, extensa, narrativa; y perfectamente válida. El hambre, según Knut Hamsun, se define así, con esta historia tan trágica y tan tumultuosa y de tantas resonancias interiores; y tal definición es más clara, más humana y más radical que la de cualquier diccionario; pues es la definición de lo vivido, transmutado y sublimado en una novela.

Ninguna epistemología es tan poderosa como la literatura, que nos abre el hondón de la naturaleza humana y también el de sus límites y condicionantes. Y díganme si acaso la condición humana no se fundamenta, de manera radical, en el hambre. (De hecho, el sabio catalán Ramón Turró ya hablaba del ‘origen trófico del conocimiento', una teoría interesantísima que nos dice que la capacidad cognitiva de un ser vivo se basa, fundamentalmente, en la necesidad de conocer su medio para alimentarse. Así, a necesidades alimenticias más complejas, el organismo desarrolla mayores capacidades de percepción y cognición. En resumen: el conocimiento es una consecuencia directa del hambre. Me parece una idea poderosísima, que, por otra parte, nos llevaría a otros cauces más metafísicos, como el hambre de Dios o de infinito que solo el ser humano es capaz de concebir racionalmente y de padecer espiritual-emocionalmente).

Echo de menos, y creo que Hamsun también, el relato de la bendición de la tierra, donde el trabajo del hombre lo alimenta a él y a su familia. Hambre nos habla de la alienación desesperada de un ser humano que ha perdido sus vínculos con la tierra, con su comunidad afectiva y, en último término, consigo mismo. Porque el hambre, y creo que esta idea es la que más poderosa me parece después de haber leído esta novela, quien sufre de hambre en su estómago también sufre un hambre mucho más profunda, más terrorífica e infinitamente más triste, que es el hambre de justicia: el sueño de un mundo mejor donde el hambre no exista, y donde la libertad y el alimento siempre estén a la mesa, junto a los amigos. Muchos tenemos hambre de un mundo así de hermoso.
Enlace: https://dariomendezsalcedo.w..
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HumildeLector
 03 December 2020
La ciudad de Cristiania, la hoy próspera capital de Noruega que todos conocemos con el nombre de Oslo, no siempre fue un lugar agradable para vivir. de hecho, en la segunda mitad del siglo XIX mucha gente se refería a ella como Tiggerstaden, o la “ciudad de los mendigos”, un lugar frío y desolado, donde la pobreza campaba a sus anchas. En este terrible escenario se desarrolla la acción de Hambre (1890), la aclamada novela de Knut Hamsun.

La historia está narrada en primera persona por el protagonista (monólogo interior), del que ignoramos casi todo, incluido el nombre. Se trata en todo caso de un escritor venido a menos que se halla en una penosa situación económica: no tiene dinero ni para pagar el alquiler, ni para comer. Va vestido con harapos y pasa frío… Pero tiene talento y sabe que sus escritos habitualmente son bien pagados por algunos de los periódicos de la ciudad. Así que se aferra a esa incierta opción para poder sobrevivir.

Es un personaje desconcertante. Por una parte, su arrogancia y su orgullo suscitan rechazo, aunque en ocasiones también llega a enternecer al lector con su ingenuidad; en otros momentos en cambio, su comportamiento errático y sus reacciones pueriles resultan irritantes; por fin, su situación desesperada, los terribles efectos de la inanición (tanto físicos como psicológicos) y el delirio en el que acaba instalado sólo provocan lástima y horror.

“Mi cabeza se estaba vaciando y vaciando, y al final la sentí liviana y vacía sobre mis hombros. Percibí este enorme vacío en mi cabeza en todo mi cuerpo, me sentí hueco de arriba a abajo.”

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Escena de Hambre (1966), adaptación cinematográfica de la novela, dirigida por Henning Carlsen.
Durante las primeras páginas uno cree que está leyendo un relato más ligero, una historia entretenida en el que abundan los momentos divertidos: sus súbitos estallidos de ira del protagonista, las estúpidas mentiras que cuenta, sus obsesiones, sus extravagancias…

“Me imaginé que había descubierto una nueva palabra. Me levanto en la cama y me digo: No está en el idioma, la he descubierto yo. Kuboa. Tiene las letras que una palabra debe tener. ¡Buen Dios, has descubierto una palabra! Kuboa… una palabra de profunda importancia.”

Pero no. A medida que avanza la novela el panorama se vuelve más oscuro y desolador hasta conducirnos hasta la terrible realidad. Una verdadera tragedia humana.

La montaña rusa de estados de ánimo del protagonista marcan el ritmo de Hambre: se pasa del miedo a la euforia, de la rabia a la desesperación. También el lector se ve arrastrado por este torbellino de sensaciones, tanto que en algunos pasajes la lectura se vuelve realmente angustiosa. La peor de las sensaciones, la que da título al libro: el hambre lacerante que castiga el estómago del protagonista, que consume su cuerpo y sus energías, que juega cruelmente con su mente y le empuja a abandonarse a la muerte…

Pero el famélico y harapiento escritor resiste. El precario alivio que encuentra chupando algunos guijarros y virutas de madera resulta desgarrador. Pese a todo, consigue mantener cierta lucidez en medio del océano de locura que le amenaza, así como la voluntad de no sucumbir al engaño, la violencia o la deshonra. Una voluntad que, a veces, se quiebra a causa de la debilidad. ¿Con qué autoridad podemos juzgar al protagonista? ¿Quién de nosotros conservaría esos mínimos de integridad en una situación similar? ¿Acaso no acabaríamos vendiéndonos por un miserable trozo de pan?

Es curioso. Ese estúpido orgullo que parece tan ridículo al principio de la novela acaba convertido en su único tesoro. de este modo, el personaje principal, aparentemente frívolo y detestable, adquiere una extraña aura de dignidad.
(Sigue leyendo la reseña en el enlace):
Enlace: https://humildelector.com/20..
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SERGIOLIBRO
 27 February 2021

Interesante libro del noruego Hamsum, ganador de dos novel de literatura. Llegué a él por las repetidas veces que Knausgard le hace mención en su novela. Referente de mi referente, por tanto.
Libro rápido con ritmo y corto. Escrito con elegancia. Poca acción y pocos personajes más allá del desconocido personaje en el que se centra toda esa poca acción y que es (su mundo interior) lo importante de Hambre.
Este protagonista nos describe, con sus monólogos interiores, una sucesión de días lastimosos por encontrarse sin sustento alimenticio. El estado de hambre lleva a vagabundeos no solo por la antigua capital noruega, sino también por su cabeza, por las extrañas conexiones y pensamientos mentales, tan extravagantes, desafortunados y nobles, que llevan al lector a interesarse por semejante psicología con el suficiente interés como para no importar la falta de identidad del protagonista, ni apenas historia detrás de él.
El personaje es un escritor, que quiere vivir para poder escribir, y necesita escribir para poder vivir, pero se encuentra justo en ese medio entre las dos necesidades, sin alcanzar ni perseverar en ninguna.
Se comporta como un cruzado entre caballero y mendigo, sufriendo una vida miserable pero clamado por los valores más elevados de la persona
La novela, a pesar de solo contar los devaneos tanto mentales como físicos del protagonista, no se hace tediosa, tampoco se contempla como un drama debido al tono utilizado por el propio protagonista, entre esperanzado y dichoso, y entre derrotista y abatido, que le hace recorrer varias sensaciones y emociones dispares en cuestión de minutos, mostrando una curva del personaje dibujada en círculos que son bucles eternos.
La descripción de la mella que provoca el hambre es exhaustiva, real y definitoria, pero el que el protagonista tenga tan asumido su fatídico destino, hace que pierda en general uno o dos grados de dramatismo.
Es, a simple vista, una radiografía mental del famélico que está en proceso de volverse loco por la falta del mínimo alimento, pero el protagonista va más allá con esos devaneos mentales que todos podemos experimentar, aunque estemos con el estómago lleno. No los entendemos, nos quejamos, pero saber que ese resultado o final negativo es inevitable, nos deja como un poco más tranquilos, sosegados, aunque el hambre de llegar siempre a algo más, no se nos vaya nunca.
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Edd62
 15 December 2018
Hamsun y su vida de literatura, él vivió mayormente para la literatura , lo cito.” Los escritores vivimos porque nos expresamos “ de esta manera y debido a su innata capacidad para el manejo lirico del lenguaje, que, traducido es hermoso, debe ser una delicia en su idioma, en 1920 recibió el premio Nobel de literatura
Su vida personal marcada por su aislamiento voluntario que le permitiera escribir, por un acendrado racismo, criticó duramente a los Estados Unidos por la integración racial, y fue declaradamente pro Nazi, tanto que regalo su medalla de Nobel a Goebbels, lo que le valió una entrevista con Hitler, ante quien critico al representante aleman en Noruega y pidió su destitución, lo que irrito a Hittler, segun el biografo de Hamsun
De igual manera defendió a los noruegos encarcelados por traición y otros delitos no civiles,
Tras la segunda guerra mundial muchos de sus libros fueron públicamente quemados por su filiacion Nazi, fue inculpado de traición y multado fuertemente, aunque finalmente exonerado, murió pobre y sordo, se le considero con deterioro mental algo que refuto, y demostro en su ultima obra “ por senderos que la maleza oculta “ segun sus propias palabras
De cualquier modo la calidad de su obra y lo innovadora, en tres aspectos, el monologo interior, la personalidad egotista de sus personajes que da lugar a una narrativa imprevisible y su prosa poetica, que influenciaron a escritores tales como Henrik Ibssen, James Joyce, Kafka, Zweig, Hemingway, asi como Henry Miller, Paul Auster y Charles Bukowsky,
Respecto al libro debo decir que la historia es exasperante e irritante, en función del personaje, de queien no se aportan mas datos que los inmediatos, un escritor obsesionado por escribir, a fin de obtener el sustento, y que se niega a aceptar el mismo, si proviene de otras fuentes, ante su falta de inspiración, y su incapacidad para explorar otros aspectos debe pasar hambre , el hambre que describe es fisica, dolorosa, penosa, pero es tambien un hambre de conseguir a toda costa el reconocimiento que cree merecer, pero solo cuando en realidad lo merezca, se describe a si mismo como un desarraigado y sin embargo, pretende que su dignidad lo convierta en un ser amado y querido, ademas de respetado,
Una historia que duele, que conmueve, que atrapa y genera misericordia, debido al excelente manejo de la lirica, de parte de Hamsun, que coloca al lector entre la disyuntiva de disfrutar la lectura, o sufrir con el personaje,
Me despertó el apetito, tanto el físico como el de su literatura,
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Guille63
 06 March 2023
Tengo debilidad por este tipo de personajes y más cuando están narrados, como esta, en primera persona, no es extraño que me haya gustado tanto la novela.

Hamsun consigue de forma admirable nuestra adhesión al personaje, nuestra compasión por este ser tan infantil, tan inmaduro, tan inocente en su solitaria y menesterosa situación. Lo que no quita que también nos ponga un poquito nerviosos con sus inútiles arranques de quijotesca generosidad autocomplaciente, su idealismo, la visión romántica y brillante que tiene de sí mismo y que le aboca a la situación en la que vive y de cuya responsabilidad declina rabiosamente. Dan ganas de cogerle de los hombros y agitarlo para ver si se mueve dentro de él un poco los fundamentos de su masoquista inclinación a la culpa y al autocastigo, su capacidad mistificadora de oprobios. Pero, sobre todo, nos afligimos con él.

Y nos afligimos con él porque somos residentes de una cárcel parecida, de una cárcel de la que no podemos escapar: no podemos dejar de ser nosotros mismos. Y esto es en gran parte, la tesis del libro.

“La locura se apodera rabiosa de mi cerebro y yo se lo permito, soy muy consciente de que estoy sometido a influencias sobre las que no tengo ningún control”

Estamos presos de nuestro temperamento, de nuestro carácter, de nuestras capacidades, de nuestros esquemas mentales, no siempre reconocibles, de nuestras pulsiones interiores, no siempre conscientes y, por tanto y a menudo, fuera de nuestro control. No siempre sabemos por qué sentimos lo que sentimos, por qué de repente cambia ese sentimiento, por qué nos arrepentimos tan pronto de reacciones que nos parecieron tan adecuadas en su momento, por qué reaccionamos de la manera que lo hacemos, de forma tan impropia, llegamos a pensar, de nosotros mismos. Como al protagonista sin nombre de la novela, parece que es el mero azar, la pura aleatoriedad mental, la que protagoniza en ocasiones nuestra psique. No controlamos nuestro destino. Nos engañamos, nos mentimos, nos justificamos. Pobres de nosotros.

“He hecho un intento de escribir… un libro sobre las delicadas oscilaciones de una vulnerable alma humana, sobre esa extraña vida de la mente, sobre los misterios de los nervios en un cuerpo consumido por el hambre.”
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Las críticas de la prensa (2)
Abc06 June 2021
El autor noruego, repudiado por su defensa del régimen de Hitler, renace en formato cómic con la adaptación de la inquietante 'Hambre'.
Leer la crítica en el sitio web: Abc
larazon20 December 2018
Aki Ollikainen eligió este tema duro y difícil para debutar en la literatura.
Leer la crítica en el sitio web: larazon
Citas y frases (6) Ver más Añadir cita
HumildeLectorHumildeLector23 December 2020
Me imaginé que había descubierto una nueva palabra. Me levanto en la cama y me digo: No está en el idioma, la he descubierto yo. Kuboa. Tiene las letras que una palabra debe tener. ¡Buen Dios, has descubierto una palabra! Kuboa… una palabra de profunda importancia.
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Edd62Edd6215 December 2018
La oscuridad había tomado posesión de mis pensamientos y no me dejaba reposar un instante, ¿ Y si me había disuelto en las tinieblas, y si solo fuera una parte de ellas ?
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HumildeLectorHumildeLector23 December 2020
Mi cabeza se estaba vaciando y vaciando, y al final la sentí liviana y vacía sobre mis hombros. Percibí este enorme vacío en mi cabeza en todo mi cuerpo, me sentí hueco de arriba a abajo.
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Edd62Edd6215 December 2018
Me sentía absorbido por esa música, disuelto, ¡ Que no inventarán nuestros sentimientos cuando nos aprieta el hambre !
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JcristobalJcristobal09 March 2018
El amor es la primera palabra de Dios. Es el primer pensamiento que pasó por su mente.
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Video de Knut Hamsun (1) Ver másAñadir vídeo
Vidéo de Knut Hamsun
Encuentro sobre Knut Hamsun. Con la participación de las traductoras Kirsti Baggethun y Asunción Lorenzo y el escritor y crítico literario Rafael Narbona. Con la participación de librería La Lumbre.
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