El esplendor de la Villa de la Seda

"El esplendor de la Villa de la Seda" es la segunda parte de la trilogía "La Villa de la Seda", escrita por Tabea Bach.

La primera parte, "La Villa de la Seda", que da nombre a la trilogía, me enamoró, así que no veía el momento de perderme de nuevo por las calles de Asenza y de oír el mágico traqueteo de los telares.

Tabea Bach tiene una manera de narrar la historia muy cercana al lector, detallada, amena, y con un sentimiento que consigue traspasar las páginas. He conseguido palpar la angustia, la ilusión, la esperanza, la tristeza y el amor que Ángela siente en cada momento, como si fueran sentimientos propios. "El esplendor de la Villa de la Seda" es una historia muy activa, continuamente están pasando cosas, y en cada una de ellas el lector podrá sentir esa pizca de intriga que hace que no decaiga el ritmo y da pie a que no se pueda parar de leer.

La autora continúa la historia de Ángela, con la tejeduría de la Villa de la Seda, y sus tejedoras. "El esplendor de la Villa de la Seda" es una historia de mujeres fuertes y valientes, capaces de luchar por lo que quieren. Aunque la protagonista indiscutible es Ángela, la autora también ha sabido dar su hueco e importancia de nuevo a cada una de las tejedoras, y en esta ocasión, también a Nathalie, hija de Ángela.

Me sorprendió ese cambio nada más comenzar la novela, que me dio pie a pensar que la autora había dejado de lado la tejeduría, que parecía un enclave idílico, pero nada más lejos de la realidad. Tabea Bach ha logrado un equilibrio para mantener activa la historia de la tejeduría y añadir también nuevos personajes, sorpresas e historias personales, como con Nathalie, pero también por parte de Ángela, por su pareja Vittorio y Costanza, la madre de Vittorio.

"El esplendor de la Villa de la Seda" me ha parecido también un grito a las tradiciones. En un mundo en el que cada vez todo se automatiza, el trabajo de la manufactura pierde importancia en el mercado y por ende, valor, ya que muy pocas personas están dispuestas a pagar más por lo mismo. Pero tal y como Ángela y sus tejedoras enseñan, no es lo mismo, ya que ciertos detalles, como el tinte y la personalidad que cada tejedora da a su trabajo, no se pueden conseguir. Además, el ambiente de trabajo también influye a la hora de elaborar las telas, y no todo es el dinero. Me ha parecido todo un acierto este enfoque, ya que el trabajo de manufactura es muy laborioso y especial, y es una pena que con el paso de los años se vaya perdiendo y no se valore lo suficiente.

Otro aspecto que llama la atención es el descubrimiento de los telares de jacquard y su funcionamiento. La autora sigue adentrando al lector en el mundo de los telares, la seda y su funcionamiento. A lo largo de la historia se irán descubriendo diferentes detalles, como las tarjetas perforadas, todo ello narrado de una manera ligera y que forma parte de la historia en sí, para que no resulte tedioso.

La historia que contiene "El esplendor de la Villa de la Seda" sigue siendo una historia de amistad, amor, respeto y camaradería. La autora ha mantenido la misma esencia que en "La Villa de la Seda", consiguiendo que el lector pueda sentir el respeto de Ángela por la tejeduría y sus tejedoras, siendo estas algo más que simple empleadas, ya que la implicación de Ángela va más allá de lo estrictamente laboral.

Por otro lado, con la historia de Ángela y Vittorio, aporta una chispa llamativa a la historia. En este aspecto, la autora deja ver la importancia que un apellido puede tener y hasta qué punto pueden hacer daño las influencias.

En resumen, "El esplendor de la Villa de la Seda" es una historia de las que dejan huella y una sonrisa durante toda su lectura. al final, la autora deja abierta una nueva historia, que ya estoy deseando leer.
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