La reina roja

En su momento, la Reina Roja me dejó con un buen sabor de boca.
No obstante, analizando en profundidad el libro, debo confesar que no me parece un buen libro.

Puede gustar, de hecho. Lo uno no debe quitar de manera imperante lo otro pero, bueno, lo que se dice bueno, no es.

¿Por qué? Porque Victoria Aveyard algutina variados arquetipos y clichés juveniles, los vierte entre en una cubierta y presenta el libro. Siempre defiendo que una historia escrita, para que verdaderamente pueda considerarse buena, que no decente, requiere un trato original. Aveyard pierde originalidad a cada página. Triángulos amorosos mal llevados, un mundo a medio construir que se cae por su propio peso, cebado con datos insulsos e innecesarios que no hacen más que entorpecer la lectura y dejar que el lector se amase una idea de cómo podrían ser aprovechados para que la autora nos sorprenda ignorando lo que ella misma ha creado.

No obstante, y aunque suene contradictorio, animo a leerlo. Siempre he pensado que, en lo referido a Literatura, es conveniente familiarizarse incluso con el más banal de los textos para poder decir sin miedo: "mira, así es como NO debe escribirse un libro".

Para finalizar, creo prudente enfatizar la idea de que un libro puede no reunir lo que se le exige para ser considerada una buena obra y, por otro lado, gustar y entretener.
La exigencia personal también es subjetiva.