La jaula del rey

-Conocedora de lo que sabes ahora... ¿volverías? ¿Elegirías esa misma viva, el alistamiento, tu pueblo fangoso, tu familia, el muchacho del río?

Está herido, su cuerpo es un desastre y su mente una ruina, tiene el porte de un rey.

La oigo susurar -: Cuando entras, imploras salir; cuando sales, ruegas no regresar jamás.
Aunque nadie me escucha, yo también suplico.

Bailo a las órdenes de Maven. Él respeta nuestro acuerdo mientras yo haga lo mismo. Después de todo, es un hombre palabra.

Casi tiene el aspecto del muchacho que imaginé, un príncipe de segunda fila satisfecho del sitio que ocupa y sin el peso de una corona que no le perteneció jamás.

Está aterrado.
Esto me hace feliz durante un segundo. Y entonces recuerdo: los monstruos son más peligrosos cuando están asustados.

¿Por qué eres así todavía?
Ella está muerta. Yo la maté. Eres libre.

-Sabes lo que significas para mi. Sin ti no tengo a nadie, estoy solo, no me queda nada. No me dejes solo.
-No estás solo. Tienes tu corona.

-Tiberias... Escógeme a mi.
-Mare, escógeme a mi

El púrpura y el rojo chocan, el ardor y la chispa, hasta que la tierra apasionada a nuestros pies se agita como un mar impetuoso y el cielo se ennegrece con una lluvia de truenos.