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Walt Rawley es un niño huérfano criado por su cruel tío Slim, hasta que se encuentra con el enigmático maestro Yehudi, quien le promete que si se va con él “le enseñará a volar”. No le explica mucho más, debe decidir. Llegan a una granja donde conoce a Aesop un inteligente joven negro y madre Sue una india quien se encarga de la casa. El maestro es judío y Walt se adapta tras vencer sus prejuicios. El entrenamiento a que le somete el maestro es durísimo, incluso Aesop interviene en su favor; pese a los sinsabores, Walt es muy determinado y logra su objetivo superando todas las expectativas. El éxito les sonríe, estando en la cima su carrera se trunca. Debe empezar de nuevo en medio de la incertidumbre y los avatares del destino. Walt tiene una enorme fuerza interior y una filosofía de vida que impregna cada uno de sus pensamientos: “Si miras la cara de alguien durante el tiempo suficiente, acabarás por sentir que te estás mirando a ti mismo”. Este libro narrado en primera persona es ameno y muy fácil de leer. En sus 287 páginas Auster nos cuenta una historia hermosa de superación y aceptación con varias lecciones de vida donde está presente el humor en todo momento. Tiene muchos giros. Con su clásico estilo, Auster nos entrega mucho contexto situándonos perfectamente en el momento donde ocurre la acción; estos detalles nos permiten meternos bajo la piel de los personajes. Disfruté al leerlo, me reí a carcajadas en algunos momentos. Nada que reprocharle, ni siquiera sus constantes alusiones al béisbol: el autor logra encajarlas magistralmente de forma que fluyan con la historia. |
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