Orgullo y prejuicio

Después de haber leído mil veces Orgullo y Prejuicio (1813), mi novela preferida de Jane Austen desde mi adolescencia hasta ahora, así que me entusiasma este nuevo reencuentro.

Mis relación con la familia Bennet siempre ha sido muy especial. de niña me hubiera encantado ser hermana de Jane y de Lizzy, participar de las reflexiones filosóficas del padre de familia y disfrutar de las crisis nerviosas de la madre. Probablemente, hubiera sentido una curiosidad terrible sobre los estudios que tanto tiempo ocupaban a Mary y me hubiera divertido con las locuras de las descontroladas pequeñas de Bennett.

Pero nada es comparable a mi amor por el noble, apuesto y compasivo señor Darcy. Dueño de Pemberley, adorado por sus criados y por su hermano, estaba acostumbrado a estar siempre por encima del resto, hasta que se tropezó con Elizabeth, la segunda de las Bennet, y comprendió cuando equivocado estaba en lo concerniente al amor y el matrimonio.

Solo puedo dar las gracias a la genial Jane Austen por esta novela, escrita a escondidas de su familia, y que tantos buenos momentos ha compartido conmigo, acompañándome en días grises, luminosos, acatarrados y de viaje. Siempre deseando recorrer esos lugares, pisar las escaleras de la casa familiar de Darcy y empaparme de ese espíritu tan Austen, que con cada lectura me enamora más y más.
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