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"Tres historias extravagantes" es un libro infantil escrito por Margaret Atwood e ilustrado por Dušan Petričić. Desde mi punto de vista lo pueden leer niños de 8 años en adelante, aunque quizá en algunas partes, o si son más pequeños, necesitarán la ayuda de un adulto. A pesar de que el vocabulario está adaptado para el público infantil, durante las historias encontraremos diversas palabras que a los niños les pueden resultar nuevas o algo complicadas. Esto no es algo negativo, ya que ayudará a que amplíen su vocabulario y puedan incluirlas en su día a día. Margaret Atwood ha dado un punto muy original a cada historia: divertido, diferente y un tanto estrambótico o extravagantes, tal y cómo su nombre indica. Me he divertido mucho con ellas, reído e incluso emocionado. Además cada cuento tiene la peculiaridad de que se centra en una o varias letras del abecedario. Me ha resultado muy curioso y llamativo, a la par que divertido e incluso en algunas partes el texto adquiría ciertos tintes de trabalenguas. Estoy convencida de que los niños se reirán a carcajada con algunos párrafos de "era la Vagabunda", "Bob el Vergonzoso y la Desdichada Dorinda" y "Ramsay el Rebelde y los Rabanitos Rugientes". Los niños aprenderán valores como la amistad, la familia, la valentía, la importancia de ayudar a los demás, o que no importa ni es malo ser diferente. Como suele ocurrir en los cuentos infantiles, las enseñanzas quedan un poco "camufladas" en la propia historia, pero el mensaje se ve claro y los niños lo comprenderán. Las ilustraciones con las que Dušan Petričić ha amenizado la lectura de "Tres historias extravagantes" me han parecido muy tiernas y que encajan a la perfección con el texto. En ellas se puede apreciar un punto de locura, de esa extravagancia que hay en cada historia. Son divertidas y sin duda los niños se enamorarán de ellas. En resumen, me ha encantado "Tres historias extravagantes". Es una buena opción de regalo para los pequeños lectores. + Leer más |
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En 2015, la Universidad de Columbia Británica suspendió de sus funciones a Steven Galloway, jefe del Departamento de Escritura Creativa, por presuntas agresiones de índole sexual. La institución anunció en medios de ámbito nacional que se habían presentado varias quejas contra él, a pesar de que todavía no se habían investigado. La sociedad se llevó la impresión de que Galloway era un peligroso violador. Tras las pesquisas judiciales, que se prolongaron durante meses, la jueza dictaminó que no había habido ninguna agresión sexual, pero Galloway fue despedido de todos modos. Todo el mundo se sorprendió, también Margaret Atwood, quien firmó una carta abierta en la que se pedía que se depurasen responsabilidades por la manera en la que se habían gestionado las acusaciones contra el docente. Aquella misiva la colocó bajo el foco de la polémica («según parece, soy una misógina que justifica a los violadores y una Mala Feminista que les ha declarado la guerra a las mujeres»), situación a la que respondió con el artículo que reproducimos a continuación (su título es, precisamente, «¿Soy una mala feminista?»). El texto, publicado originalmente en 2018, vuelve a estar en boga por su reciente inclusión en «Cuestiones candentes» (edita Salamandra, a la venta desde el 16 de marzo), una lucidísima colección de ensayos que reflexionan sobre temas como la deuda pública, la naturaleza de la ciencia ficción, la crisis climática y, por supuesto, el feminismo.
Extraído del audiolibro de Margaret Atwood, Cuestiones candentes. Narrado por Angi SansónCrédito de la ilustración: Lorena Palavecino.