Penélope y las doce criadas

Partir de un clásico y reescribirlo desde otro punto de vista, me parece de lo más interesante, y es exactamente lo que hace Atwood en su Penélope y las 12 criadas. Partimos de que Penélope se quedó sentadita esperando el regreso de su Odiseo, aguantando el paso de la vida, los pretendientes, las historias que le llegaban de su esposo, casi sin queja, casi sin pena, con solo un telar por compañía; eso es lo que sabemos de lo que nos contó Homero, ahora bien, Atwood, se basa en lo escrito por Homero, y sin cambiar la historia primigenia, humaniza y da voz a Penélope, explica su accionar, y se toma la libertad de añadir el paisaje del inframundo.
La escritura es impecable, no es para menos tratándose de Atwood, pero la trama, me resulta un poco sosa, no porque no haya hecho un buen trabajo con el personaje, sino porque esta muy pegado a la historia primigenia, y aunque le otorga sentimientos, pensamiento, y una historia propia, esta sigue siendo la de una Penélope incapaz de coger las riendas de su vida, no porque no quiera o no pueda, sino porque Homero así lo definió y Atwood lo sigue a pies juntillas. Entonces no se logra esa heroína de la antigüedad, que, aunque tenia que pegarse a los preceptos de la sociedad, destacaba y se empoderaba, cosa que si sucede con la Circe de Miller o con la Lavinia de Leguin, ambas reinterpretaciones también, pero con más fuerza y libertad. En suma, un libro tibiecito que pasa sin pena ni gloria, del cual esperaba mucho mas y que me lleva a pensar que las heroínas de Atwood siempre son así, mujeres pensantes y fuertes, pero que se dejan llevar por la corriente, me paso con la señorita Defred y me pasa con Penélope y en ambos casos me deja un regusto amargo en la boca.