Penélope y las doce criadas

Me ha encantado y maravillado. Sorprendente y magnífica lectura. Cómo he disfrutado de esta novela. Una reinterpretación de la Odisea que da voz a los personajes femeninos. Sobre todo, a una figura muy conocida pero también poco valorada a lo largo de la historia, a Penélope, la paciente y recatada esposa de Odiseo que es como la conocemos.

Sin embargo, esta novela es realmente una magnífica versión de la Odisea pero desde el punto de vista de una Penélope desconocida, donde relata su versión de los hechos, además de sus más íntimos secretos, junto a sus doce criadas, que también tienen una participación relevante en la novela.

De aquí el título de una obra, en la que la autora se permitió reivindicar a Penélope pero también a las doce criadas que, como coro, intentan clamar justicia a través de sus canciones.

Es una obra que, desde el inicio, tiene ingenio e ironía, capacidad para hacernos reflexionar y gran originalidad.

Vamos a leer y a disfrutar de una maravillosa historia en la que nos encontramos junto a Odiseo y la Odisea pero de forma muy diferente al Ulises de la epopeya.

Aquí Odiseo o Ulises es un personaje secundario pero al que conoce perfectamente su mujer. ¡Qué bien lo conoce! Y en la que también se cuestionará lo que sabemos oficialmente sobre la vuelta de Ulises, ya que podremos acercarnos a lo que otras versiones nos cuentan de lo que pasó.

Un apunte también muy interesante. Un inspirador y espectacular giro al relato de Homero.

En este caso, va a ser Penélope la excelente protagonista, ella es quien toma la palabra desde el otro mundo, desde el mundo de los muertos, desde el Hades, en el que lleva vagando varios siglos contemplando lo que ha sido y es la humanidad, nuestra humanidad, nos mostrará también y marcará las diferencias entre nuestro mundo y el suyo. También esto es una importante y original aportación.

Me ha parecido genial. Y nos contará su verdadera historia, por supuesto, alejándose de la versión oficial, también alejándose de la historia que contaban sus enemigos.

La que siempre hemos conocido: Penélope queda sola en su casa con un hijo pequeño, mientras que su marido, el astuto Odiseo o Ulises, podemos decir que se va a jugar a la guerra y también a vivir sus grandes aventuras, mientras ella permanece condenada en la historia, a ser el gran prototipo de la mujer más fiel del mundo.

Aunque también percibimos, al menos es lo que yo he notado, y que a través de las líneas del libro nos refleja, que, en ocasiones, no nos contará totalmente la verdad, su verdad, su historia. Parece que tampoco desea contradecir lo que en su momento se impuso y se nos dio a conocer.
Pero sí hay una gran parte de su vida que conoceremos desde su punto de vista.

Otro gran aspecto relevante es que no solo está Penélope para dar voz a la historia, porque su vida también está muy ligada a sus doce criadas, por lo que se irán intercalando en maravillosos capítulos, a través de coros y cantos, lo que nos dicen las doce criadas, y esta manera de hacerlo sí que está totalmente cercana a la obra clásica y es una forma de recuperar el teatro clásico.

Son también las grandes protagonistas de esta historia que asumen lo que verdaderamente fueron, víctimas inocentes . Son aquellas fieles criadas que constantemente están reclamando justicia ya que fueron ahorcadas tras el regreso de Odiseo, por su hijo Telémaco.

Y qué decir de Telémaco, bueno en la Odisea ya se muestra como un personaje un tanto reprochable, pero aquí, independientemente de ser un adolescente con el que su madre tuvo que lidiar, también forma parte activa en el tema de las doce criadas.

Una novela donde nos encontramos con un corrosivo sentido del humor y con grandes e imponentes escenas cargadas de originalidad.

Solo me resta decir que ha sido una lectura entretenida, genial, de las que no puedes olvidar.

Una inteligente, ingeniosa y atrevida versión desde una perspectiva innovadora, que consigue cautivarnos.

Y no puedo dejar de recomendar.

Me ha pasado algo muy curioso con este libro, y que nunca antes me había ocurrido: normalmente a estas alturas de la vida, ya tengo más que cerrada la lista de libros preferidos que he leído durante el año. Pero justo en los últimos días llega Margaret Atwood y me descabala todo todito todo. Aún tengo que digerir bien esta lectura, pero ya os digo de antemano que me ha encantado y que, posiblemente, está a un pasito de nada centrar en la lista de preferidos del 2022. No sé si se deberá a que tenía mucho mono de reencontrarme con Atwood, que llevaba dos años sin tener nada de ella entre manos, o que. Pero es la quinta obra que leo de esta y ya os digo que es la que más me ha gustado desde que me inicie con ella por la puerta grande con su ultra famoso “El Cuento de la Criada”.

Penélope, el símbolo por antonomasia de la esposa fiel, virtuosa y devota. Ahora ha muerto, y desde el averno ya no tiene nada que perder. Por lo que se permite contar de una vez por todas su historia, revelando sus secretos y todo lo que vivió y sintió desde que era una niña hasta que le tocó esperar 20 años en la isla de Itaca por su esposo, el famoso héroe griego Odiseo, cuando este partió a la guerra de Troya y la dejó sola. Una esfera en la que siempre estuvo rodeada de gente, pero a la vez increíblemente sola.

Con este “Penélope y las Doce Criadas” Margaret Atwood vuelve a dejar claro porque es una de las más relevantes del panorama literario actual. El libro es una reescritura total de los mitos griegos en toda su extensión. Penélope se convierte en la protagonista de su propia historia, dispuesta a explicarse y a dar su versión de los hechos. No está simplemente inscrita en ese papel de mujer abnegada y fiel en el que la mitología y la historia se ha empeñado en constreñirla. Es mucho más que “ una leyenda edificante, un palo con el que pegar a otras mujeres”. Es un ser de carne y hueso cuya voz resuena con fuerza desde el más allá. Es un personaje lleno de claroscuros, alejado de cualquier tipo de rol. Quizás choque un poco el tono tan moderno y cercano que tiene, las referencias que hace a la vida moderna y su forma de expresarse tan abierta, lo cual se contrapone a la forma en que describe el día a día de la sociedad y el mundo en el que vivió cuando estaba viva. Desde el primer momento, Penélope hace una separación entre el mundo en el que ella vivió y en el y el que ahora impera entre los vivos. Ambos son muy diferentes, pero a la vez muy parecidos. La estupidez y el simplismo humano siguen a la orden del día, las fechas cronológicas cambian pero eso no. Todo ese conjunto da una sensación de choque, que pega mucho con lo que busca hacer Atwood y con la clase de escritora que es. No quiere hacer tanto una crónica o una biografía de Penélope como dejarla dar su versión de los hechos, dando relevancia a lo que ella pensaba y sentía más que a los hechos. La autora busca jugar con el lector y sacarle de su zona de confort. Es una narración, por lo tanto, muy disruptiva, por ese humor ácido y corrosivo que caracteriza a esta autora. Y por la manera en que logra dar una vuelta de tuerca tan ingeniosa a una de las historias más conocidas de la humanidad, y meterse en la piel y los huesos de su narradora, sacar a relucir todas sus facetas vitales y psicológicas.

Penelope es una mujer con una vida marcada por la soledad y el sentirse fuera de lugar; demasiado inteligente e ingeniosa para no sentirse incomprendida en el sino que le tocó en suerte; ácidamente burlona y políticamente incorrecta en las distancias cortas. La vida de Penélope fue como la de tantas otras en la historia y la mitología, siendo casada, como ella dice al mejor postor, con el fin de que su familia consiguiera poder y bienes. Una Penélope cuya vida se ha visto marcada por el fuerte complejo de inferioridad que siente hacia su prima, la célebre Helena de Troya, tan burlona, cruel y segura de si misma como bella. Gracias a este retrato que Atwood nos regala, Penélope es mucho más cercana para nosotros que lo que era la mujer que tejía de día y destejía de noche en la obra de Homero. Pero aquí, Penélope se humaniza, alejándose de cualquier mito o rol preconcebido. Y lo mismo pasa con su marido, el célebre Odiseo, un hombre astuto e inteligente, un engañador, el hombre que ideó la caída de Troya y desafío a los dioses. Que aquí es un ser plenamente de carne y hueso, lleno de defectos y de pecados. Paradójicamente ese hombre que puede llegar a ser tan valiente como cobarde, tener una presencia tan fuerte como darse a la huida cuando las cosas se ponen feas.

Pero para mí, el punto fuerte de esta narración es la forma en que llega a sorprendernos. Y vaya si lo consigue. Este libro es un cuento que envuelve otro cuento, un tapiz en el que se teje una historia que puede o no se verdad. Y esa es la gracia y lo que hace tan especial a esta breve novela. al principio parece que vamos a oír solo la voz de Penélope, cuya narración viene acompañada alguna que otra vez por las interrupciones de las doce criadas a modo de coro a imitación de los que aparecían en el teatro clásico griego. Los hechos parece que van a seguir una estructura lineal, que vamos a conocer, pero entonces, llega a la gran sorpresa de la novela. Porque Penélope lo que nos ha contado es SU versión de los hechos. Pero esa versión no tiene porque ser la real. Es un personaje al que Atwood dota de una patina tan real, tan humana y tan lleno de clarooscuros que cuenta las cosa según le parezca a ella, favoreciéndose así misma. Ella, al igual que Odiseo, tiene mucho que callar y ocultar. Pero al menos con ella te queda la sensación de que hay una justificación a esas artimañas y engaños por todo lo que tuvo que pasar y por la situación de la mujer (independientemente de su clase social) en la antigua Grecia. de hecho, a mi me queda la sensación de que Penélope no solo miente al lector, se miente así misma para ocultar una verdad demasiado dolorosa y que no la deja en buen lugar, para sobrevivir y salvarse psicológicamente, incluso cuando han pasado siglos de todo esto ya ha muerto .Porque la verdad muchas veces puede ser más dolorosa que la muerte. Y la verdad y la mentira puede unirse de una forma muy doloroso cuando se cuenta un cuento. Porque cualquiera de estos cuentos tiene una o varias versiones, se puede contar desde diferentes perspectivas. Y es muy difícil discernir ya no solo cuál es la verdadera sino que grado de verdad y mentira hay en cada una de esas versiones.

El clímax de los hechos narrados no es tanto la vuelta de Odiseo (un suceso bien conocido por cualquiera con un mínimo de cultura literaria), como el asesinato de las doce criadas y el descubrir que se oculta detrás de este hecho al que “La Odisea” da tan poca importancia y explicaciones. Las grandes olvidadas son reivindicadas y vengadas por una Atwood en estado de gracia. La historia da un giro de 180° en su último cuarto de obra, que sorprende a un lector que pensaba que ya había pasado lo más importante que podía proporcionarle y solo quedaba cerrarla y que se explicase la cuestión de porque fueron ejecutadas las muchachas. Y vaya que si se explica… Hay otra versión de los hechos, aparte de la que cuenta Penélope a ti y la que se conoce habitualmente por “La Odisea”. Una que es mucho más oscura ,que se debe de la eterna e injusta lucha entre hombres y mujeres, de la forma en que el patriarcado se impone y destroza a las figuras femeninas, la sucursal a su voluntad y acaba con ellas si es necesario. de esas doce criadas solo conocemos el nombre de una, Melanto, la de hermosas mejillas. Pero todas ellas son una, de hecho, hay un momento en el que el coro dice “no teníamos voz, no teníamos nombres, ni tampoco elección, teníamos solo una cara, una para las doce“. Y es verdad. Las doce criadas Son un número más en la lista de millones de mujeres asesinadas o silenciadas a lo largo de la historia, masacradas en todos los sentidos. La suya es la lucha por reivindicarse de las personas sin nombre y sin derechos frente a un mundo gobernado por hombres poderosos y crueles que las machacan y hacen con ellas lo que quieren. Las doce criadas son el símbolo de la opresión femenina a lo largo de la historia, de cómo se han silenciado el asesinato y el maltrato hacia las mujeres. Y como tantísimas veces, lo largo de la historia, sus perpetradores han salido impunes, como muestra el impagable capítulo del juicio de Odiseo, escrito con ese desparpajo e ironía tan de Atwood.

Tras acabar de leer, me di cuenta de que la traducción española ha hecho mucha más justicia, la naturaleza de la obra su que su propia autora. Siento que esto suene pretencioso, pero es así. En el original Ingles el libro se llama “The Penelopiad”. al cerrar la novela, me queda la sensación de que “Penélope y las Doce Criadas” es más apropiado y capta más la esencia de la obra. Es cierto que Penélope es la narradora y quien nos guía por esta historia. Pero las figuras (o los fantasmas) de esas doce criadas son la voz y el corazón de un libro que deja al lector con muchos sentimientos y con la sensación de haber leído un laberinto demasiado complejo para las menos de 200 páginas que componen el volumen. Sin Penélope y sin las criadas, la novela no sería lo mismo, ambas partes son esenciales para la misma. Y eso es una de las cosas que más bonitas me han parecido de una obra que a ratos resulta increíblemente cruda.

Odiseo (Ulises)?
Penélope?
Las criadas, los pretendientes, el trono, Telémaco el hijo, Helen, Las ninfas, Troya?
Algo de eso te parece conocido?
Pues prepárate para un nuevo viaje, uno particular por parte de la escritora que re-escribe la historia y hecha por tierra los mitos.
Irónica y original. Divertida y mordaz (mordaz?).
Prepara un café y siéntate a leer este pequeño libro, narrado en primera persona por Penélope, y diviértete con su re-escritura si le quieres ver el lado humorístico (porque puedes elegir! Te lo aseguro!)
De lo contrario, ponte seria (o) y encuentra la denuncia a la descriminación por siglos de la mujer. Asiste en primera fila a su posición indefensa por ser de condición inferior. Y también asiste a lo contrario, a desmitificar a la "esposa perfecta" para dar lugar a la "mujer imperfecta que puede vivir en cualquier esposa".
Parece un trabalenguas? Pues sí, el libro también lo es.
En todo sentencia o supone. Tú eliges!

Siempre disfruto mucho leyendo a Margaret Atwood. En esta ocasión nos muestra una versión nueva de la Odisea de Homero. En este caso es Penélope la que se encarga de contar la historia. Ya pasados siglos y con todos los protagonistas desaparecidos, Penélope desde el más allá nos narra su versión de lo acontecido. Nos da un recorrido desde su niñez hasta cuando se casa con Odiseo, la partida de él a la guerra de Troya, lo sucedido cuando los pretendientes comienzan a rondarla y por último la aparición de Odiseo de nuevo en Ítaca luego de tantos años lejos de casa. Podemos leer como se sintió ella cuando tuvo que desposarlo y lo que sufrió cuando el partió dejándola a su propia suerte. Vemos a una Penélope fuerte e inteligente que debe recurrir a su astucia para sobrevivir y criar un hijo que cada día se vuelve más rebelde.
Tengo que decir que disfrute bastante con la lectura, Penélope nos relata su historia con mucha ironía y sarcasmo. Cada vez que era su turno no podía soltar el libro. En otras partes son las criadas las que nos cuentan su versión. Lo hacen en forma de poesía teatralizando así la situación.
La reseña es breve ya que el libro es muy corto y se lee de un tirón. Creo que cualquiera disfrutaría leyendo esta historia sobre todo si quieren leer algo original y ligero al mismo tiempo.

La autora presenta la versión de Penélope desde su infancia, su relación con su familia (intento de ahogamiento incluido) y su aguda visión sobre su insoportable prima Helena de Troya (culpable de toda su desgracia), se centra pronto en su matrimonio con Odiseo (Ulises)- el fuerte, paticorto e ingenioso príncipe de Itaca- y su desaparición durante más de veinte años. La voz de Penélope da un relato curioso, a veces tierno, a veces tremendo y también divertido de los horribles años pasados Ítaca esperando a Odiseo cercada por pretendientes gorrones, abusivos y acosadores, juzgada por su hijo Telémaco y rodeada por sus fieles pero desgraciadas criadas. Es fantástico como Margaret Atwood consigue el tono de un coro griego en las intervenciones grupales de las doce criadas que dan su versión de la historia (y de su muerte) como contrapunto a la de Penélope.
Novela corta que ficciona fabulosamente esta nueva perspectiva de una de las historias más famosas de la mitología: Penélope tejiendo y destejiendo a la espera de Odiseo.

Me encanta Margaret Atwood. Es un hecho. Quería leer algo distinto al Cuento de la criada y me decidí por esta novela breve, que es una reinterpretación del mito de la Odisea pero narrado desde el punto de vista de Penélope y sus doce criadas.

Con un tono irónico y bastante humorístico, la protagonista nos irá narrando su visión de la historia, criticando la visión centrada en Ulises y su viaje que ha trascendido los siglos. Penélope se rebela ante esa imagen de mujer abnegada y sacrificada que la historia le ha reservado, y se muestra una mujer resistente y capaz, que hace lo que puede para sobrellevar la ausencia de su marido en el momento histórico que le ha tocado vivir.

Atwood convierte a la protagonista en una mujer de carne y hueso, y lo hace de forma amena y divertida, con esa prosa incisiva que es tan característica de la autora.

Me lo acabé en una tarde. Además tuve la suerte de escuchar el audiolibro que es fantástico. Creo que estuve las tres horas largas que dura con una sonrisa en los labios. Muy recomendable.

Partir de un clásico y reescribirlo desde otro punto de vista, me parece de lo más interesante, y es exactamente lo que hace Atwood en su Penélope y las 12 criadas. Partimos de que Penélope se quedó sentadita esperando el regreso de su Odiseo, aguantando el paso de la vida, los pretendientes, las historias que le llegaban de su esposo, casi sin queja, casi sin pena, con solo un telar por compañía; eso es lo que sabemos de lo que nos contó Homero, ahora bien, Atwood, se basa en lo escrito por Homero, y sin cambiar la historia primigenia, humaniza y da voz a Penélope, explica su accionar, y se toma la libertad de añadir el paisaje del inframundo.
La escritura es impecable, no es para menos tratándose de Atwood, pero la trama, me resulta un poco sosa, no porque no haya hecho un buen trabajo con el personaje, sino porque esta muy pegado a la historia primigenia, y aunque le otorga sentimientos, pensamiento, y una historia propia, esta sigue siendo la de una Penélope incapaz de coger las riendas de su vida, no porque no quiera o no pueda, sino porque Homero así lo definió y Atwood lo sigue a pies juntillas. Entonces no se logra esa heroína de la antigüedad, que, aunque tenia que pegarse a los preceptos de la sociedad, destacaba y se empoderaba, cosa que si sucede con la Circe de Miller o con la Lavinia de Leguin, ambas reinterpretaciones también, pero con más fuerza y libertad. En suma, un libro tibiecito que pasa sin pena ni gloria, del cual esperaba mucho mas y que me lleva a pensar que las heroínas de Atwood siempre son así, mujeres pensantes y fuertes, pero que se dejan llevar por la corriente, me paso con la señorita Defred y me pasa con Penélope y en ambos casos me deja un regusto amargo en la boca.

Argumento: retelling de la Odisea desde el punto de vista de Penélope, la esposa de Odiseo. Realiza un recorrido por la infancia de la protagonista para intentar comprender las motivaciones del personaje y posteriormente, desarrolla los acontecimientos de la historia de Homero desde su perspectiva.

La autora da una visión del mito diferente y con toques de humor, mientras reflexiona sobre temas profundos. Por ejemplo, me gusta como expone el la doble moral, mediante la cual se ensalzaba a Penelope como la mujer abnegada y fiel; pero en realidad, se admiraba e inmortalizaba en mil historias a Helena, mujer que no sólo fue infiel, sino que con sus decisiones incluso provocó guerras.

También la reflexión sobre la muerte de las 12 criadas me conmovió. A pesar de estar hecha con toques de humor, te desgarra ver cómo los esclavos no eran personas para ellos. Vidas que no tenían valor, menos aún si eran mujeres.

Atwood tiene esa manera de escribir, que te permite detenerte unos minutos, luego de haber terminado de leerla, y cuestionarlo todo.
Este libro es un intento por dar voz a las mujeres detrás de la historia de los grandes héroes de la mitología. Penélope, detrás de Odiseo y sus aventuras, tiene la oportunidad de narrar su historia con voz propia. Pero además, tal como dice el título, están también las doce criadas asesinadas por orden de su esposo.
Son dos voces en tres tiempos (Penélope en el Hades Penélope en Ítaca, los coros de las criadas)[/ocultar y están entrelazadas de forma tal que te dan respiros entre la historia. Aunque lo lees de un tirón, los últimos 7 capítulos son magistrales y conviene detenerse un rato en ellos. Especialmente me gustó el 24 ("Coro: Conferencia sobre antropología") y cómo te dejan una incógnita en el aire.
Este año decidí leer un poco más de mitología y creo que el libro llegó a mis manos como respondiendo a esa iniciativa de una manera que no esperaba, pero me ha encantado. Atwood no decepciona y siento que cada libro suyo es un experimento nuevo.

Una de las historias más afamadas de la literatura se transforma en este libro para darle la voz a la protagonista que tejía mientras esperaba el regreso de Odiseo, Penélope. Gracias a su voz, y en primera persona, la autora de célebres distopías, Margaret Atwood, nos concede mediante un ejercicio fantasioso sublime, una nueva versión de la historia en la que Penélope nos desvela su versión y también cuál fue el motivo del ahorcamiento y asesinato de los pretendientes y las criadas de Penélope.

Un libro que reinventa otro libro. Así se podría definir esta breve historia donde Atwood coge las riendas de Penélope y deja que sea más que un personaje secundario pasivo para volverse un personaje activo con voz propia que narra en verso y narración todo lo que sufrió en su vida escondida por la belleza de Helena y halagada pero hundida por el comportamiento de Odiseo. Una mujer fiel, que esperó por su marido y cuidó de su hijo toda la vida, pudorosa pero con una inteligencia sublime, Penélope muestra en estas casi doscientas páginas que quizás hiciera algo más que esperar tejiendo.

Quitando a un lado que adaptar de esta manera un libro tan conocido es algo sumamente complicado y más porque tienes que hacer una investigación prolífica y que nunca termina dado que los datos abundan, en esta historia Margaret Atwood une el humor a la ficción histórica de una de las fábulas más leídas del mundo y nos aporta una versión con ese toque feminista y, también, respetuoso hacia la obra original.

Penélope y las doce criadas ha significado para mí un acercamiento positivo a la autora de las distopías, que me ha demostrado con esta breve narración que no todo su mundo es apocalíptico.
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